Tema - El pensamiento ético de José Martí en la formación del médico cubano

Artículo de Opinión

 

El pensamiento ético de José Martí en la formación del médico cubano

The ethical thought of José Marti in the training of the Cuban physician

 

Lic. Mileyvis Álvarez Aragón11*
Dr. Enrique Marcos Sierra Benítez1
Dr. Mairiannys Quianella León Pérez1
Lic. Carmen Julia Prieto Peña1

Dr. José Antonio Márquez Oquendo2

Dr. Lisbet Robles Lorenzo3

 

1 Filial Universitaria de Ciencias Médicas Dr. Eusebio Hernández Pérez.  Matanzas, Cuba.
2
Hospital Universitario Comandante Faustino Pérez. Matanzas, Cuba.

 

* Autor para la correspondencia: mileyvis@fcmc.sld.cu

 

RESUMEN

El pensamiento ético de José Martí juega un papel fundamental en la formación integral de las nuevas generaciones de profesionales de la salud. Este trabajo analiza varias ideas martianas acerca del humanismo, la solidaridad y la moral, a la luz de las actuales necesidades de la formación de estos profesionales en Cuba. La aplicación creadora de su pensamiento humanista en las nuevas circunstancias históricas demanda un mayor esfuerzo por parte de los educadores.

Palabras claves: pensamiento; ética; formación integral.

 

ABSTRACT

The ethical thought of José Marti plays an important role in the professional training of the new generations of health professionals. This work analyses several Jose Marti's ideas on humanism, solidarity and moral values, in the light of the current necessities of these professionals´ training in Cuba.  The creative application of his humanist thought in the new historical circumstances demands a greater effort of the educators.

Keywords: thought; ethics; comprehensive training.

 

 

Recibido: 09/03/2017.
Aceptado: 21/09/2018
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INTRODUCCIÓN

La revolución educacional que lleva a cabo la sociedad cubana en los últimos años, tiene lugar en un contexto de aceleradas transformaciones, tanto de orden material como de la conciencia. La humanidad atraviesa profundas crisis en los campos económico, financiero, ambiental, social y ético, que dan lugar a la prevalencia del egoísmo, la indiferencia, el desamor y la agresión. En múltiples órdenes de las sociedades actuales se percibe una contradicción entre el desarrollo de la ciencia y la tecnología, por un lado, y la práctica político-económica y social que instauran y promueven los centros de poder hegemónico.

En Cuba, producto del perfeccionamiento del modelo económico y de los procesos que este trae aparejado, se genera una compleja interacción entre sistemas de valores donde tienen gran peso los propios de la tradición cívica nacional y aquellos generados en la práctica social socialista que tiene ya más de cincuenta años. En ese entramado también influyen valores producidos como parte de la globalización a nivel mundial, a medida que nuestro país se abre al intercambio socioeconómico y cultural.

Ante este panorama, en el marco de la formación de profesionales de la salud en nuestro país, se refrenda un modelo que prioriza la competencia al mismo tiempo que el compromiso social. Ello implica en otros términos, un ideal de profesional identificado con los valores progresistas que constituyen lo mejor de este legado histórico, en correlación con un pensamiento anticolonialista que justiprecie ese legado. Es en este sentido que se han realizado abordajes de la obra martiana en la búsqueda de conceptos éticos paradigmáticos.

Se destacan en este campo los aportadores estudios realizados sobre la obra de José Martí que ponen de manifiesto las coincidencias entre su pensamiento en torno a las ciencias médicas y el sistema de salud pública cubano. El apóstol de la independencia de Cuba trató en múltiples ocasiones temas vinculados con la salud, la higiene, la medicina natural y las cualidades requeridas para la profesión, los cuales coinciden en esencia con las prácticas actuales del sistema de salud.(1,2)

Sin embargo, la relevancia y actualidad de las ideas éticas martianas no se circunscriben a esas coincidencias, sobre todo cuando se trata de orientar el trabajo educativo de los futuros profesionales de las ciencias médicas hacia el fomento de actitudes y convicciones incompatibles con el interés material, la indiferencia hacia el enfermo y la irresponsabilidad. En los servicios profesionales de la salud cubana de nuestros días es común encontrar la idea de que el buen trato, la dedicación y sensibilidad determinan que el servicio se perciba y califique como excelente a pesar de las carencias materiales.

La búsqueda de la excelencia en la atención médica constituye un reto permanente en la sociedad cubana actual. En ese sentido el profesional de la salud juega un papel primordial, con la apropiación de una ética de la sencillez, la solidaridad, el humanismo y el altruismo que deben distinguirlo. Convertir cada espacio universitario en un lugar de lucha contra las manifestaciones negativas y violaciones que arriesguen la citada excelencia, constituye un desafío de estos tiempos.

Actualmente, se desarrolla en el país un proceso de análisis de los factores subjetivos que influyen de manera negativa en la calidad de los servicios médicos. Si bien aparece como un problema minoritario, la violación de la ética profesional constituye uno de los problemas generadores de estados de opinión desfavorables e insatisfacción en la población, el cual atenta contra la atención esmerada de salud que el pueblo exige y merece.

La concepción cubana de formar un profesional integral, en correspondencia con esta sociedad y las necesidades de otros pueblos del mundo, reclama entonces un mayor esfuerzo por parte de la educación. El humanismo martiano, desarrollado a partir de una sólida concepción ética, puede y debe constituir un paradigma en la batalla cotidiana por salvaguardar y perfeccionar las conquistas sociales del pueblo cubano. En Cuba, el pensamiento de José Martí se materializa en cada proyecto social que libra la Revolución, no obstante, falta por hacer en la difusión del gran caudal de valores éticos legado por él, que debe forjarse desde las propias aulas.


DESARROLLO

Tanto la esfera de la educación como la de salud consideran el concepto de ética como imprescindible. A este respecto tenemos que, según criterio de una autoridad de la ciencia pedagógica como Paulo Freire, “educar es formar sujetos éticos, humanizar el ser humano y las relaciones sociales”.(3) Por otra parte, en el terreno de la ciencia y la tecnología de la salud, se emplea frecuentemente el término de ética médica, que no es más que la disciplina que se ocupa del estudio de los actos médicos desde el punto de vista moral y que los califica como buenos o malos, a condición de que ellos sean voluntarios, conscientes.(4)

Los aspectos éticos son un componente importante de la excelencia en los servicios médicos. No basta con contar con profesionales capaces y hospitales bien dotados en el orden tecnológico, sino que es elemental ofrecer un servicio donde no tengan cabida manifestaciones de maltrato, ni en la relación interpersonal entre especialistas y pacientes, ni en la atención institucional.

Algunos de los problemas derivados de la violación de la ética médica son la espera innecesaria, el no cumplimiento del horario de servicio o el hecho de dar prioridad a aquel que trajo algún presente. Las necesidades materiales no justifican que se condicione el interés por el enfermo a los beneficios que este pueda reportar.

La formación ética del médico debe proscribir todo interés material del ejercicio profesional. No es ocioso citar, al respecto, la tan conocida frase martiana de que “la medicina pasa al médico, que ya por serlo cura, y con su sonrisa puede abatir la fiebre”(5) Aún cuando el estar bien preparado y demostrar conocimiento es importante, esa confianza que el enfermo encuentra en el médico solo es posible si este demuestra un crecimiento espiritual que le permita ejercer la lealtad y la ayuda al prójimo.

Con su conocimiento acerca de la subjetividad humana propia de su siglo, Martí alertaba sobre la necesidad de lograr ese crecimiento espiritual como contrapartida de la ambición material que deriva de las relaciones que ya imponía el capitalismo. En carta a su amigo Eulogio Carbonell de enero de 1892 decía: “Este mundo tiene increíbles vilezas, ocasionadas casi todas por el interés.

No hay más modo de salvarse que moderar las necesidades. La sobriedad es la virtud. El que necesita poco es fácilmente honrado.”(5)

El desinterés material a que alude en este caso nada tiene que ver con el extremo de dejar de lado la satisfacción de necesidades básicas, sino que orienta la moderación y sobriedad, principio ético coincidente con la moral socialista y también con la moral cristiana. Ahora bien, cuando en otra parte el apóstol se refiere a que “sólo la moralidad de los individuos conserva el esplendor de las naciones”,(5) está asumiendo que el estado moral de los ciudadanos es espejo de la moralidad de la nación, un criterio que lo sitúa entre las concepciones más progresistas en el campo de la ética. La moral señalada por él se caracteriza esencialmente por la negación del individualismo, donde la vida humana se concibe como un continuo bregar en función de los demás. Ser moral, en términos martianos, no es un concepto abstracto sino esencialmente práctico, que significa vivir en lucha cotidiana por la liberación humana y no como un medio para la obtención de beneficios personales.

No hay que desdeñar el papel que puede ser jugado por los profesionales de la salud en la búsqueda de una ética superior en la sociedad. Al decir de Martí, “es la medicina como el derecho, profesión de lucha; necesítase un alma bien templada para desempeñar con éxito ese sacerdocio; el contacto con las diarias miserias morales y materiales, el combate con la sociedad y con la naturaleza, hacen mal a las almas pequeñas, mientras que es revelación de cosas altas en almas altas y hermosas.”(5) En este pensamiento Martí identifica al médico con aquel que es capaz de aliviar no sólo las dolencias del cuerpo sino también de actuar contra la podredumbre moral de su tiempo. La autoridad que su profesión le confiere lo convierte en un actor social a favor del mejoramiento humano.

Martí es un modelo de moralidad revolucionaria porque predicó con el ejemplo. Su existencia personal constituye una expresión exacta del nivel de entrega que se le pide al médico cubano, si se tiene en cuenta que una de sus ideas más recurrentes es que “la  vida debe ser diaria, movible, útil y el primer deber de un hombre de estos días, es ser un hombre de su tiempo... Si de algo serví antes de ahora, ya no me acuerdo: lo que quiero es servir más.”(5)

La globalización actual, que nos influye querámoslo o no, coloca una serie de desafíos a la educación pues su proyecto de sociedad prioriza el lucro por encima de la vida. Por tanto, constituye una necesidad de estos tiempos que el encargo de una formación ética humanista no se le dé exclusivamente al profesor, sino que, por ejemplo, en la Federación Estudiantil Universitaria se ponga de manifiesto la asunción de los principios éticos del Apóstol, sin que ello excluya el necesario protagonismo estudiantil.

Priorizar el trabajo en el terreno de la espiritualidad, humanismo y ética de todos los implicados en la atención a la salud, lograr mediante la práctica cotidiana esa cascada de actitudes positivas originadas en la ejemplaridad, es un reto para quienes forman hoy futuros galenos. Vale decir, desde el director, vicedirectores y los más experimentados profesores, hasta el más modesto de los técnicos y alumnos, deben incorporar dichas actitudes -por la vía del ejemplo- para ser fieles al aforismo martiano.

“El hombre crece con el trabajo que sale de sus manos. Es fácil ver cómo se depaupera, y envilece a las pocas generaciones,  la gente ociosa, hasta que son meras vejiguillas de barro, con extremidades finas, que cubren de perfumes suaves y de botines de charol; mientras que el que debe su bienestar a su trabajo, o ha ocupado su vida en crear y transformar fuerzas, y en emplear las propias, tiene el ojo alegre, la palabra pintoresca y profunda, las espaldas anchas, y la mano segura. Se ve que son esos los que hacen el mundo: y engrandecidos, sin saberlo acaso, por el ejercicio de su poder de creación, tienen cierto aire de gigantes dichosos, e inspiran ternura y respeto”.(5,6)

Con la cita anterior pretendemos analizar una arista del pensamiento martiano que aparece en muchos de sus escritos. Martí, sitúa al trabajador como la vanguardia que, con su paso firme, posibilita el avance a la humanidad, por cuanto el trabajo embellece y eleva moralmente la personalidad. Al margen del trabajo creador, jamás podrán formarse verdaderos hombres que, como el apóstol, se preocupen por lo que acontece en su tiempo, incluida la medicina y las ciencias en general; en relación con ello, uno de los grandes seguidores de la obra martiana, Cintio Vitier, afirmó: “José Martí fue un hombre volcado a la cultura integral. Tuvo la pasión absoluta del conocimiento. Ninguna rama del saber le fue ajena.”(7,8)

Podemos citar además otra arista de su personalidad que se desarrolla durante su expedición previa a la gesta de 1895. En carta escrita a Carmen Miyares y sus hijas en abril de ese año, Martí describe con qué orgullo brindó asistencia médica a los mambises en el campo de batalla:

"Y han de saber que me han salido habilidades nuevas, y que a cada momento alzo la pluma, o dejo el taburete, y el corte de palma en que escribo, para adivinarle a un doliente la maluquera, porque de piedad o casualidad se me han juntado en el bagaje más remedios que ropa, y no para mí, que no estuve más sano nunca. Y ello es que tengo acierto, y ya me he ganado mi poco de reputación, sin más que saber cómo está hecho el cuerpo humano, y haber traído conmigo el milagro del yodo."(5,9)

Este pasaje que refleja su amor hacia los seres humanos, incentivado por las condiciones de la vida en campaña, encarna la virtud inherente de un verdadero revolucionario de poner sus conocimientos al servicio de los demás. De ello da también fe Manuel Ferrer Cuevas, capitán del Ejército Libertador que estuvo cerca de él en la manigua y quien años después escribió: "Martí no duerme, personalmente ayuda a cuidar heridos, en unión de Paquito Borrero."(5)

Nótese que aunque Martí no fue uno de los 67 médicos con que contó el Ejército Libertador, fue capaz de ayudar a muchos enfermos y heridos con los conocimientos generales que poseía como hombre culto de su época. Carlos Martínez González, quien sólo contaba con 16 años cuando el desembarco por La Playita, al pie de Cajobabo, relató años después la prestancia de Martí ante el dolor ajeno: "Martí se aposesionó de un botiquín y arrancó a curar todo aquel hospital de gente. A nosotros nos mandó a hervir agua en unos calderos que conseguimos con los vecinos. No paraba, donde había un ay, ahí estaba él."(5,10)

Como se aprecia, olvidó su cansancio y las terribles ampollas de sus manos a causa de las duras horas de remo, para ponerse en función de los demás. Embarrado de tierra y sangre -según los relatos referidos en la obra de Hodelín Tablada-no paraba en su afán por servir. Sacaba fuerzas de donde no tenía para cumplir con sus deberes y aliviar en lo posible a las tropas, pues para eso vivía.

Ya desde temprana edad Martí refleja en sus palabras y acciones la solidaridad y la empatía con otros, pues no concebía ni toleraba el abuso, el vejamen o la humillación de sus semejantes: "El hombre verdadero no puede contemplar impasible un crimen que se comete en la persona de otro ser humano [...]. En la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero, el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre."(6)

Escrito a los dieciséis años, “El presidio político en Cuba” constituye un valioso documento que puede dar apoyo a la docencia, con el tratamiento de los principios éticos martianos. En esta obra se narra cómo Martí sufrió por los padecimientos de Lino Figueredo, un niño de apenas 12 años de edad quien desconocía por qué estaba en presidio y había sido cargado de grilletes y lanzado entre los criminales. Aquí quedó sumamente impresionado con el estado de Nicolás del Castillo, anciano de 76 años de ropas manchadas de sangre. La llaga que vio cubriendo la espalda del anciano hizo emerger los sentimientos más puros del ser humano en el Apóstol, y le dio la capacidad de sentir el dolor ajeno, así lo describió: "Pero entre mis dolores, el dolor de Don Nicolás del Castillo será siempre mi perenne dolor."(7,8)

Esa solidaridad hacia sus semejantes no hace sino profundizarse a lo largo de su vida. Años más tarde, decía Martí en carta a Gonzalo Quesada: “Ver pena es bueno porque nos hace crecer, y nos aviva la capacidad de consolarla.” Al contrario de lo que se toma en algunas ocasiones como justificación del maltrato, lidiar a diario con el dolor no puede conllevar jamás a la pérdida de la sensibilidad del médico o el enfermero.(9)

El pensamiento martiano es tan amplio y rico que resulta difícil reunir en un trabajo como este, todos los ejemplos que evidencian la importancia de su pensamiento ético y humanista para el profesional de la salud, como muestra insoslayable de la ideología renovadora que necesita el hombre nuevo de estos tiempos, ese que pensó el Che y del que tanto ha hablado Fidel:
"Lo más importante habrá de ser su consagración total al más humano y noble de los oficios: salvar vidas y preservar la salud, más que médicos serán celosos guardianes de lo más preciado del ser humano, apóstoles y creadores de un mundo más humano. Como lo quiso Martí."(8,11)

Inculcar en los estudiantes el respeto y sensibilidad ante el dolor ajeno resulta imprescindible en la labor diaria de los docentes. A través del ejemplo, de las posibilidades que ofrece lo curricular y también los espacios extracurriculares, debe ponerse en contacto a los estudiantes con la ética martiana, de forma reiterada durante su formación. Estos valores son parte esencial de la ética médica y están estrechamente ligados a la responsabilidad de quienes se forman como futuros galenos.

Aporte de la obra de José Martí en la formación integral de un profesional de la salud

La formación ética del profesional de la salud y los valores morales se evidencian en la relación médico-paciente, apreciándose como ejemplo más significativo en las gloriosas páginas escritas por nuestros galenos en otras partes del mundo.

De probada valía se muestran las acciones constantes de solidaridad y humanismo de quienes pueden identificarse como ejemplos para quienes se inician en tan noble profesión, la medicina.

Citamos las declaraciones de una colombina que conoce sobre el pensamiento martiano, madre, profesora e internacionalista, la Dra. Estrella Salseiro Martínez, especialista en MGI, quien ha cumplido misión en Gabón, África y actualmente desarrolla la profesión en la República Bolivariana de Venezuela.

“Hablar de lo que significa para mí el pensamiento martiano en el trayecto de mi vida resulta difícil, por temor a que se escapen aspectos que vinculan directamente mis vivencias con lo aprendido en las aulas; de hecho es un privilegio que durante mi formación, las personas que de alguna manera participaron en este proceso lo tuvieran presente en cada momento.”

“Respetarse como médico y como persona es tener en cuenta las buenas costumbres, la ética probada y evidenciada en la literatura martiana, que resulta necesaria para poder comprender de qué se nos habla cuando de aplicarlo en la práctica se trata.”

“Para Martí, escalar montañas hermana hombres, y esa idea está presente cuando al partir de nuestras tierras a cumplir con el deber dejamos nuestros seres más queridos, y allí en medio del dolor, de las dificultades, lejos de lo que conocemos, surgen y se fortalecen lazos de amor, amistad y hermandad que perduran para siempre.”

 

 

CONCLUSIONES

Constituye una necesidad de estos tiempos formar jóvenes profesionales de la salud capaces de demostrar en cualquier escenario la valía del legado del más universal de los cubanos, como vía de hacer frente a tendencias de individualismo y maltrato que afectan la excelencia de los servicios médicos. La concepción cubana de formar un profesional integral, en correspondencia con este proyecto social y las necesidades de otros pueblos del mundo, reclama un mayor esfuerzo por parte de la educación donde el trabajo no se circunscriba al aula ni a la figura exclusiva del docente.  La formación de los profesionales de la salud en Cuba debe incorporar aún más los principios de la ética martiana que han sido destacados aquí, como el respeto y la sensibilidad ante el dolor ajeno, el desinterés material y la ayuda al prójimo. En los valores que aporta dicho ideario está el verdadero humanismo socialista, el cual implica patriotismo, amor a la libertad, dignidad, decoro, repudio al despotismo y fe en el pueblo.

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Elizarde Gálvez M, Plá García A, Friera Bacallao A. El pensamiento de José Martí en la salud pública cubana. Rev  Méd Electrón [Internet]. 2016 [citado 23/01/2017];38(3). Disponible en: http://www.revmedicaelectronica.sld.cu/index.php/rme/article/view/1578/html_134

2. Rolo Mantilla M, Fuentes García S, Ferreiro García B. José Martí Pérez: una aproximación a sus escritos relacionados con la medicina. Rev Méd Electrón [Internet]. 2013 [citado 23/01/2017];35(3). Disponible en: http://www.revmedicaelectronica.sld.cu/index.php/rme/article/view/1001/html

3. Freire P. A la sombra desta mangueira. Sao Paulo: Editora Olho d´Agua; 2000. 

4. EcuRed. Ética Médica (Cuba) [Internet]. La Habana: EcuRed; 2015 [citado 04/05/2016]. Disponible en: https://www.ecured.cu/%C3%89tica_M%C3%A9dica_%28Cuba%29

5. Obras completas de José Martí. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 1991. 

6. Valdés Galarraga R. Diccionario del pensamiento martiano. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 2002. 

7. Vitier C. Vida y obra del apóstol José Martí. La Habana: Centro de Estudios Martianos; 2004.

8. Osorio Arias M. Una aproximación a la Ética y los valores en José Martí [Internet]. Cuba: Editorial Universitaria; 2014 [citado 04/05/2016]. Disponible en: http://revistas.mes.edu.cu/new/libros/2645.pdf

9. Martí J. Cartas a Carmen Millares y sus hijas. En: Martí J. Epistolario en cinco tomos. T.V. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 1893. p. 193.

10. ENSAP. Criterios de José Martí sobre la medicina y la salud [Internet]. La Habana: Escuela Nacional de Salud Pública; 2015 [citado 24/01/2017]. Disponible en: http://www.ensap.sld.cu/catedra_josem-criterios

11. Pérez-Galdós Ortíz V. José Martí: sus consideraciones sobre la salud pública y la importancia de la medicina preventiva [Internet]. La Habana: Habana Radio; 2014 [citado 24/01/2017]. Disponible en: http://www.habanaradio.cu/articulos/jose-marti-sus-consideraciones-sobre-la-salud-publica-y-la-importancia-de-la-medicina-preventiva/

 

 

Conflicto de intereses:

El autor declara que no existen conflictos de intereses.

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