Tema - Matanzas: en los inicios de la Ciencia en Cuba

ARTÍCULO HISTÓRICO

 

Matanzas: en los inicios de la Ciencia en Cuba

 

Matanzas: at the begining of the Science in Cuba

 

 

Dr. Rolando Reguera Rodríguez, MSc. Ciria Zulema Cárdenas González, MSc. Liuba Mella Herrera, Lic Fernando Bolaño Ruiz, Lic. Mairim Janet Errasti García, Dra. Yensi Díaz Martell

Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas. Matanzas, Cuba.

 

 


RESUMEN

No puede relatarse el desarrollo de la ciencia cubana, sin la valoración justa y aceptada del papel desempeñado por destacados científicos matanceros; en el  presente trabajo se aborda el quehacer de tres destacadas, figuras que dejaron su impronta en las nuevas generaciones: Juan Santos Fernández Hernández (1847-1922), Ángel Arturo Aballí Arellano (1880-1952) y José Isaac Corral Alemán (1882-1946), hombres nacidos en diferentes lugares de la geografía matancera. stos científicos, en condiciones políticas y económicas difíciles fueron capaces de prevalecer en el tiempo y moldear con su ejemplo imperecedero a las generaciones de científicos cubanos que les sucedieron.

Palabras clave: ciencia cubana, científicos, Ángel Arturo Aballí Arellano, José Isaac Corral Alemán, Juan Santos Fernández Hernández.


ABSTRACT

The development of the sciences in Cuba cannot be narrated without the objective and accepted evaluation of the role played by important scientists from Matanzas; the current work approaches the deed of three important figures that left their imprint for the new generations: Juan Santos Fernández Hernández (1847-1922), Ángel Arturo Aballí Arellano (1880-1952) y José Isaac Corral Alemán (1882-1946), who were born in different points of the territory of Matanzas.  hese scientists, in difficult political and economic conditions, were able of transcending the time and to mold with their undying example the generations of Cuban scientists succeeding them.

Key words: Cuban science, scientists, Ángel Arturo Aballí Arellano, José Isaac Corral Alemán, Juan Santos Fernández Hernández.


 

 

INTRODUCCIÓN

EL siglo XIX matancero se caracterizó por la prosperidad económica y científica; primero el café, después el azúcar y el empleo de las más moderna tecnologías nos ubicaron en la vanguardia en América Latina.

En el terreno educacional, como soporte del desarrollo científico se crearon instituciones afamadas como el colegio La Empresa en 1840, fundado por los hermanos Guiteras, el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas en 1865 y la Fundación del Liceo Artístico y Literario de Matanzas en 1859  que lleva su sesión  de ciencia, Ciencias Físicas y Naturales en 1864 siendo el primer centro que se creará en Matanzas contando con la publicación de su anuario  y la formación de un museo  de Historia Natural y la ejecución de un proyecto de divulgación científica.

Lo anteriormente expuesto nos permite analizar la contribución en la formación de un movimiento científico a nivel nacional.

En 1882 se funda en Cárdenas  el Centro Médico Farmacéutico, iniciativa seguida 1893 por la ciudad cabecera cuyo objetivo era lograr la unión entre médicos y farmacéuticos  para elevar el conocimiento científico y la praxis médico-farmacéutica. Aquí surge la primera Clínica Ginecológica  de Cuba creada por el Dr. Fernando Méndez Capote.

Es por eso que el objetivo del presente trabajo es abordar el, papel desempeñado por destacados científicos matanceros en desarrollo de la ciencia en Cuba, Juan Santos Fernández Hernández (1847-1922), Ángel Arturo Aballí Arellano (1880-1952) y José Isaac Corral Alemán (1882-1946).

 

DESARROLLO

Es innegable la participación de Matanzas en el movimiento científico de este siglo porque es cuna de relieve nacional e internacional. En 1861 cinco matanceros formaron parte del selecto grupo de la Real Academia  Ciencias Médicas, Física y Naturales destacándose Federico Gálvez Alfonso primer especialista cubano en alta cirugía, Joaquín García Lábrelo y LLadó, quien sentó las bases de la bioquímica en Cuba.

Se unen un destacado número de científicos que ven en su legado el punto de partida para hacer ciencias,  al respecto José Martí expresaba… “no mueren los que a la ciencia y a la Patria hicieron bien”1. Son más de 60 matanceros como: Juan Santos Fernández Hernández, el oculista más prolífero en idioma español y Carlos de la Torre y Huerta el más afamado malacólogo del mundo, todos hijos de la apreciada Atenas de Cuba.

… “El hombre crece con el trabajo que salen de sus manos…”2

Juan Santos Fernández Hernández; nacido en el ingenio Atrevido, hoy Unión de Reyes, parroquia de Alacranes el 22 de julio de 1847. Promotor de importantes empeños en el campo de las Ciencias Médicas en Cuba, médico oftalmólogo quien iniciara sus estudios de medicina en la Universidad de La Habana y los concluye en el Colegio de Medicina de San Carlos, Madrid en 1872 y se estrena como cirujano oftalmólogo en París hasta 1875.

Hallándose en Francia fue electo Miembro Corresponsal de la Real Academia de Ciencias Médicas, Física y Naturales de La Habana, a su regreso al país fundó la revista Crónica Médica-Quirúrgica que llegó a alcanzar prestigio internacional siendo publicada hasta 1940.

Realizó por primera vez en la Isla complejas operaciones oftálmicas, autor de un gran número de artículos e informes científicos sobre oftalmología, la tuberculosis, la fiebre amarilla y el muermo.

De gran importancia fueron las instituciones que propició su fundación como la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba en 1877, la creación del Laboratorio Histobacteriológico e Instituto de Vacunación Antirrábica de la Habana en 1887, tomando como modelo el de Luis Pasteur en París; fue el primer laboratorio que existió en toda América en aquellos momentos y donde se obtuvo la vacuna antirrábica antes que en cualquier otra institución del Continente Americano en 1887, seis meses después de su preparación, por el prestigioso Instituto Pasteur, y el suero antidiftérico (1894-1895), son algunos de los hechos históricos científicos relevantes de este matancero.

Juan Santos Fernández Hernández, también fue académico emérito, presidió por más de veinte años la Real Academia de Ciencias, Físicas y Naturales de la Habana y también Miembro de Honor de un buen número de sociedades oftalmológicas extranjeras. Fue uno de los más prolíficos autores del siglo XIX.

Ángel Arturo Aballí Arellano, considerado como uno de los pediatras más importantes de la medicina cubana, al punto que resulta casi imposible iniciar cualquier estudio de esta disciplina en el país sin un estudio profundo de su vida y obra, todo dirigido a la defensa de la niñez, al estado de su salud y su lucha por disponer de los recursos necesarios para su atención y bienestar. Manifiesta preocupación constante por la situación que presentaba la enseñanza de la pediatría en el país.

Fue de sus estudios secundarios en el Colegio El siglo y el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de su ciudad natal, donde fue merecedor de premios por sus notas sobresalientes, repitiendo su quehacer estudiantil en la Facultad de Medicina de la Universidad de la Habana donde se graduó en 1901, tras haber logrado catorce premios en las asignaturas cursadas; fue un alumno eminente de la Universidad, recibiendo la primera beca de estudios que se le concedió a un estudiante cubano, lo que le permitió trabajar y estudiar durante sus viajes al extranjero en hospitales de Boston, Washington, Chicago, Nueva York en los Estados Unidos y amplió sus conocimientos de Medicina en Francia, Italia y Alemania, en este último país recibió el curso privado del famoso profesor Adolfo Baginsky.

En 1904 regresa al país y en 1906 ocupó con carácter interino el puesto de Jefe Clínico Infantil de la Cátedra de Clínica Médica, comienza el proceso de la plaza por oposición, comenzando así la trayectoria profesional de una de las figuras más extraordinarias en el campo de la medicina que hizo conocida a Cuba internacionalmente.

A su talento, inteligencia, voluntad, tesón, espíritu de lucha, austeridad e insobornables principios reconocidos por sus contemporáneos, está su labor orientadora al ayudar a otros profesionales, de ahí la elaboración de planes y programas de estudio y la incorporación a la enseñanza de la Pediatría, los métodos pedagógicos más avanzados.

El más universal de los cubanos expresó que la “…. Ciencia es el conjunto de conocimientos humanos aplicables a un orden de objetos, íntima y particularmente relacionados entre sí…“3 y en particular ”…. La medicina como el derecho, profesión de lucha; necesítase un alma bien templada para desempeñar con éxito ese sacerdocio…”4, donde “…. el contacto de las diarias miserias morales y materiales, el combate con la sociedad y con la naturaleza, hacen mal a las almas pequeñas, mientras que es revelación de cosas altas en almas, altas y hermosas….”5 Estos preceptos martianos fueron asumidos y representan a este científico matancero con mayúscula que naciera en la ciudad de Matanzas el 30 de septiembre de 1880.

Concibió al médico como una fuerza especial que bien dirigida pudiera constituir un elemento fundamental en la solución de los problemas de salud, lo cual sólo podría lograrse mediante las más radicales transformaciones políticas, sociales y económicas del país, que pusieran en manos del pueblo la dirección de un nuevo tipo de Estado, seguro estaba del profundo componente social de las enfermedades, de ahí su combate tenaz de la diarrea, la desnutrición, la tuberculosis, problemas de salud que afectaban a buena parte de la infancia cubana de aquellos tiempos; a partir de esa convicción se proyectó, pues conocía que no era suficiente el trabajo del médico frente al paciente para modificar la situación sanitaria, no solamente de los niños y niñas, sino también de la población en general.

Aballí llevó a Matanzas y a Cuba a la universalidad con su tesón, trabajó en el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes, creó el primer servicio de Clínica Infantil en Cuba, inauguró una Sala de Lactantes y organizó un Laboratorio Clínico Adjunto, con servicios de consultas externas, Departamento de Dietética y Laboratorio de Anatomía Patológica. Introdujo en el país el uso del cistoscopio infantil, se hicieron las primeras transfusiones de sangre en niños, así como las primeras punciones lumbares, el estudio del líquido cefalorraquídeo y las pruebas hepáticas entre otros procedimientos diagnósticos y terapéuticos de los más avanzados en el mundo en aquel entonces; y trabajó en la preparación de los cuadros que impartirían docencia médica.

Entre 1920 y 1924, presidió la sociedad de Estudio Clínicos, que fue la primera sociedad de carácter científico de la medicina cubana, donde desempeñó una extraordinaria labor, en 1925 junto a otro matancero Juan Guiteras Gener, constituyó la Federación Médica de Cuba, acontecimiento que tuvo una enorme repercusión política y un triunfo de los médicos cubanos de la cual fue elegido su presidente.

Como hombre de su tiempo, denunció la inmoralidad y corrupción de las esferas oficiales del gobierno desde el periódico político que fundara:”El Cubano Libre”.

Representando al país presidió la delegación cubana al VII Congreso Médico Latinoamericano, celebrado en México en 1925, el V Congreso Panamericano del niño, celebrado en la Habana en 1927. Perteneció a numerosas sociedades científicas de otros países como: La Societé Medicales de Hospitaux de París, la Academia de Medicina de Nueva York, la Academia de Medicina de Buenos Aires y la American Pediatric Society.

Fue Profesor Titular, elegido miembro honorario de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la Habana, designado decano de la Escuela de Medicina de la Universidad  de la Habana y en 1946 se le confirió el diploma  como Miembro de Honor de la Sociedad Cubana de Pediatría, quien él mismo fundara en 1928. Esto es ejemplo de reconocimiento que antaño se le hicieron a este hombre que hizo realidad lo que expresaría Martí que ”… hombre es el maestro que da de su ser propio a los demás, el maestro es meritorio y generoso padre de muchos…”6, por eso el homenaje mayor es seguir estudiando su vida y obra y reconocerlo como maestro de maestro y el Padre de la Pediatría en Cuba.

En Cárdenas el 3 de Junio 1882 nació José Isaac Corral Alemán, quien se convertiría en Ingeniero en Minas, geólogo, metalúrgico, matemático y piscicultor en fin un científico distinguido en el más amplio sentido de la palabra, cuya presencia de cierta forma se hace sentir en los lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución, a los que concierne a la Política de Ciencia, Tecnología, Innovación y Medio Ambiente.

Sus obras publicadas muestran sus múltiples inquietudes científicas vinculadas en buenas medidas a problemas que afectan a la población mundial relacionadas al cuidado y degradación del medio ambiente; en “Demarcaciones Mineras” mostró su interés por las cuestiones forestales y mineras, paralelamente con su actividad matemática, en obras como: “Reconocimiento geológico minero del Valle de Viñales” y “Aprovechamiento de los gases de las minas de Motombo”, ganando renombre en Cuba y en el extranjero, reconociéndosele como una de nuestras autoridades en materia forestal y minera, así como de gran matemático.

Su trabajo titulado “Los Bosques y las aguas”, constituye un documentado estudio que sentó tesis de gran relevancia para los trabajos mineros y forestales en Cuba.

En su tiempo logró los decretos conservacionistas de mayor trascendencia, que fueron el cuerpo vertebral de toda legislación forestal vigente, entre ellos un reglamento para los montes protectores y las reservas forestales, y un decreto para la protección de los palmares.

En el lineamiento 133 se recoge “…sostener y desarrollar investigaciones integradas para proteger, conservar y rehabilitar el medio ambiente…la conservación y uso racional de recursos naturales como los suelos, el agua, las playas, la atmósfera, los bosques y la biodiversidad, así como el fomento de la educación ambiental…”7

En el lineamiento 138 se refleja la necesidad de ”… prestar mayor atención en la formación y capacitación continuas del personal técnico y cuadros calificados que respondan y se anticipe a la prevención, mitigación de impactos sociales y medioambientales…”8

José Isaac desarrolló una constante y justa batalla por la protección de los bosques y demostró especial interés por la labor educativa de la población en relación con el cuidado de estos, propuso la creación de una Escuela Nacional Forestal, que fue fundada en 1933 con el nombre de Escuela Nacional Forestal Conde de Pozos Dulce, cuyos alumnos recibieron el título de silvicultores, equivalente al de Facultativo de Montes, el Reglamento y el libro de texto de dicha escuela titulado “Curso de Ordenación y Valoración de Montes” fueron elaborados por él. 

Debiera exigirse a cada hombre, como título de gozar de derechos públicos, que hubiera plantado cierto número de árboles; este sentir martiano está presente en otro de los grandes méritos de José Isaac Corral con la creación de los viveros forestales en cada provincia, con capacidad para la producción de 10 000 posturas de árboles maderables anuales, en su participación en las actividades por el día del árbol, a celebrarse el 10 de abril de cada año, establecido por el Decreto Ley de 1936, con vistas a propiciar la siembra de árboles por partes de escolares en los jardines, plazas y parques, inculcar de esta forma en las nuevas generaciones el amor por la arboricultura y el cuidado de la naturaleza.

Llevó a cabo acciones de denuncia por la desviación del fondo especial de montes para la protección y conservación de los montes, tramitó la creación del Código de Defensa Social de 1938 que anulaba las disposiciones para los infractores. La publicación de su obra “Derecho Forestal”, en cuyo prólogo explicaba la necesidad de modificar la legislación anticuada de conservación de los bosques, así como la obligación del Estado de velar por su protección y adecuada explotación.

“…No se es hombre: se es fuerza, se es naturaleza…”9, lo demostró este científico que fue miembro vitalicio de la Sociedad Cubana de Ingenieros, quien en 1941 ocupó la presidencia de la Sección de Ciencias de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la  Habana, Titular de la Sociedad Geográfica de Cuba y Miembro correspondiente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid, así como Miembro de la Sociedad Geográfica de Lima, Perú. Fue considerado con razón como ”…un hombre de ciencia de los más eminentes de nuestro país y de nuestra época…”10, según sus contemporáneos.

 

CONCLUSIONES

Puede afirmarse que a fines del siglo XIX existió en Cuba una ciencia con proyecciones nacionales, resultado a su vez del reflejo de una conciencia nacional donde destacadas figuras matanceras hicieron sus aportes. En la vida y obra de cada una de las figuras abordadas hay una contribución que trasciende su campo de trabajo particular y se proyecta en la afirmación cada vez mayor de la ciencia como una sólida columna del propio desarrollo científico del país.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1- Martí Pérez J. Obras completas. Escenas Mexicanas. Volumen 6. Nuestra América. La Habana: Centro de Estudios Martianos; 1985.

2- Martí Pérez J. Obras completas. La Escuela de Artes y Oficios de Honduras. La América, Nueva York junio 1884 15. Volumen 8. Parte III. La Habana: Centro de Estudios Martianos;1985.

3- Martí Pérez J. Obras completas. Volumen 6. Nuestra América. La Habana: Centro de Estudios Martianos;1985.

4- Martí Pérez J. Obras completas. Volumen 2. Política y Revolución. La Habana: Centro de Estudios Martianos; 1985. p. 208.

5- Martí Pérez J. Obras completas. Volumen 2. Política y Revolución. Galería del Senado, Revista Universal, México, 12 de Octubre de 1875. La Habana: Centro de Estudios Martianos; 1985.

6- Martí Pérez J. Obras completas. Volumen 10. En los Estados Unidos.. La Habana: Centro de Estudios Martianos; 1985. p. 24.

7- Partido Comunista de Cuba. Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. Lineamiento 133. La Habana: PCC; 2011.

8-  Partido Comunista de Cuba. Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. Lineamiento 138. La Habana: PCC; 2011.

9- Martí Pérez J. Obras completas. Volumen 10. En los Estados Unidos.. La Habana: Centro de Estudios Martianos; 1985. p. 25.

10- Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana. Montoulieu y de la Torre, Eduardo: Elogio del Académico de Número, Presidente de la Sección de Ciencias de La Habana, Ing. José Isaac Corrales. Tomo VIII. La Habana: ACFNH; 1948.

 

 

Recibido: 16/4/18
Aprobado: 7/6/18

 

 

Rolando Reguera Rodríguez. Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas.Carretera Central Kim102. Correo electrónico: rolanreguera.mtz@infomed.sld.cu

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