Revista Médica Electrónica. VOL: 28. No:3 may-jun 2006.

EDITORIAL:

Procesos psicológicos como causa de síntomas físicos: una realidad.
Psycologic process as a cause of physic symptoms : a reality

Es común que el profesional de Salud haya tenido ocasión de entrevistar a algún paciente que le refiere síntomas diversos y cambiantes, que ha sido sometido a múltiples investigaciones algunas de ellas complejas y a las cuales, sin embargo, no se le ha hecho diagnóstico preciso, pues ninguna anomalía ha sido encontrada. Otra posibilidad es que el enfermo, en lugar de molestias, llegue refiriendo con certeza padecer una afección grave, incurable y de evolución prolongada, y nada, o casi nada, lo convencerá de lo contrario. Una tercera posibilidad es aquél que acude con dolor en algún área del cuerpo para lo cual no se ha encontrado causa y recibe en muchas oportunidades la etiqueta de “simulador”. Todos los ejemplos anteriores se engloban bajo un común denominador: los trastornos somatomorfos, y se caracterizan por la aparición de síntomas que corresponden a afecciones predominantemente corporales, sin que la exploración clínica o complementaria encuentre justificación somática subyacente. Las variantes descritas corresponden a subtipos de esta categoría y son, por su orden, el trastorno de somatización, el trastorno hipocondríaco y el de dolor somatomorfo. Además de las patologías anteriores existen otras alteraciones en las cuales se presentan manifestaciones físicas que se acompañan de sensación de muerte inminente e intenso miedo, y donde se tiene el convencimiento de sufrir un infarto miocárdico u otra afección cardiovascular severa que compromete la vida. Hablamos aquí de los diversos trastornos de ansiedad y más específicamente del trastorno de pánico. Nada de lo mencionado previamente tiene relación con la mentira o simulación, pues el paciente sufre intensamente, no sabe qué es lo que sucede ni cómo enfrentarlo, y si además no se le comprende, se sobreañade la angustia que esto crea. Todos estos trastornos son posibles debido a las estrechas interrelaciones existentes entre los sistemas nervioso central, vegetativo, inmunoendocrino y neuromuscular, lo cual permite que contingencias ambientales reales o distorsionadas devengan factores determinantes de las alteraciones funcionales de diferentes órganos, aparatos o sistemas de nuestra economía. Como se deduce de lo expresado, el conocimiento de estas posibilidades diagnósticas y del tratamiento para estos pacientes incrementará el bienestar de los mismos y en muchas ocasiones la sola percepción de que se les comprende, que se sabe lo que sucede, de que expresamos algo más que los simples, habituales y ofensivos “no tiene nada”, “es idea tuya”, “pon de tu parte”, “es un histérico” logrará efectos beneficiosos instantáneos, lo cual unido a una terapéutica adecuada suprimirá la alteración, tan enfermedad como cualquier otra. Ya Sócrates, 400 años a.n.e. expresó que de la misma manera que no podían curarse los ojos sin atender la cabeza, ni curar la cabeza sin atender el cuerpo, tampoco podía curarse el cuerpo sin atender el alma, término que utilizó en clara referencia a los fenómenos psíquicos. Hagamos, por tanto, lo mismo que Sócrates.

Dr. Vicente Enrique Hernández Reyes.
Especialista de 1er Grado en Psiquiatría.
Profesor Instructor de la FCM

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