Dr. Lázaro Martín Marrero Rodríguez, médico y estratega militar
RESUMEN

El municipio Jagüey Grande, en la provincia de Matanzas, tuvo una activa participación en la Guerra de Independencia (1895-1898). En ese contexto, el médico José Lázaro Martín Marrero Rodríguez fue designado delegado del Partido Revolucionario Cubano en el territorio; su consagración fue decisiva para al movimiento independentista de esa localidad. El presente trabajo reseña las cualidades del doctor Marrero Rodríguez, a través de pasajes de su vida como organizador revolucionario en Jagüey Grande. Se argumenta sobre sus relaciones con José Martí, sus habilidades como estratega militar en el combate de Palmar Bonito y su contribución científica. El doctor Marrero fue reconocido como Hijo Distinguido de Santiago de las Vegas (La Habana) y como Hijo Adoptivo de Jagüey Grande, por sus méritos al servicio de la Patria. El hogar materno de Jagüey Grande lleva su nombre. Su vida, pensamiento y trayectoria, consagrados a la independencia de Cuba, constituyen un paradigma a seguir.

ABSTRACT

People from the municipality of Jagüey Grande, in the province of Matanzas, took active part in the Independence War (1895-1898). In that context, physician Jose Lazaro Martin Marrero Rodriguez was appointed delegate of the Cuban Revolutionary Party in the territory; his consecration was decisive for the independence movement of the town. The current work reviews Dr. Marrero Rodriguez’s qualities, through passages of his life as revolution organizer in Jaguey Grande. The article tells about his relationship with Jose Marti, his skills as military strategist in the combat of Palmar Bonito and his scientific contribution. Dr. Marrero was recognized as Distinguished Son of Santiago de las Vegas (La Habana) and Adoptive Son of Jaguey Grande, due to his merits at the service of the Homeland. The Maternal Home of Jaguey Grande is named after him. His life, thoughts and curriculum, devoted to Cuban independence, are a paradigm to follow.

Palabras clave:
    • Marrero Rodríguez, José Lázaro Martín;
    • historia de la medicina;
    • Cuba.
Key words:
    • Marrero Rodriguez, Jose Lazaro Martin;
    • Medicine history;
    • Cuba.

INTRODUCCIÓN

Jagüey Grande tuvo una activa participación en la Guerra de Independencia (1895-1898). La designación del doctor José Lázaro Martín Marrero Rodríguez, natural de Santiago de las Vegas -en la provincia La Habana-, como delegado del Partido Revolucionario Cubano en el territorio, fue decisiva para la consolidación del movimiento independentista. No obstante, los autores consideran que ha sido escasa la divulgación de la obra de este notable médico mambí, razón que motivó esta investigación.

El objetivo de la misma es reseñar las cualidades del doctor Lázaro Martín Marrero Rodríguez, a través pasajes de su vida como organizador revolucionario, durante la Guerra de Independencia en el municipio Jagüey Grande, de la provincia Matanzas. Para su ejecución, se realizó una búsqueda bibliográfica en soporte digital y en periódicos, libros y archivos del Museo Municipal de Jagüey Grande. Los autores no solo pretenden satisfacer necesidades pedagógicas, sino ampliar el horizonte cultural de las nuevas generaciones.

DESARROLLO

José Lázaro Martín Marrero Rodríguez nació en Santiago de las Vegas, La Habana, el 17 de diciembre de 1859. Estudió Medicina en la Universidad de La Habana. En su etapa universitaria se vinculó con las ideas independentistas a través de notables patriotas, y con jóvenes comprometidos con la causa cubana. Concluyó los estudios en 1887 y trabajó como médico en su pueblo natal hasta 1890, en que se trasladó a Jagüey Grande.1,2,3

Cuando Martín Marrero decidió fijar su residencia en Jagüey Grande, en 1893, ya había sido nombrado delegado del Partido Revolucionario Cubano de este territorio matancero. Tan importante designación fue recibida de José Martí en visita realizada por Marrero a Cayo Hueso en 1893. En este encuentro, el Apóstol le explica que había sido seleccionado para realizar esta importante misión, entre otras cosas, por su condición de médico. Le añadió que los médicos eran “los mejores delegados, ya que sus pasos a ninguna hora ni en ninguna parte llamaban la atención; en todos los lugares eran bien recibidos y todos les debían algo: unos la salud, otros el dinero. El médico es el que mejor conoce los secretos de todos: por eso, esta será la revolución de los médicos…”.1,2

Martí confiaba en los médicos y otorgaba gran importancia a la ética que debe presidir la actitud de los profesionales de la salud ante el dolor ajeno. El reconocimiento de estos valores humanos y la natural cotidianidad con que ellos pueden llegar y retirarse a cualquier hora, de cualquier sitio, los convierte en útiles divulgadores del mensaje de unidad revolucionaria. De ahí que expresara: “La medicina pasa al médico, que ya por serlo cura, y con su sonrisa suele abatir la fiebre”.4

La confianza del Apóstol queda demostrada en una carta que el propio Martí dirigiera al galeno:5

Sr. Martín Marrero

Querido compatriota:

Convencido de su patriotismo y aptitudes me dirijo a Vd. Tenemos que salvar la Patria, y para ello es necesario buscar, recoger y organizar este movimiento separatista, que en Cuba desordenadamente brota; para afrontar una revolución que será tanto menos duradera y dolorosa, cuanto mayor y unánime sea el esfuerzo empleado: armar a los decididos, convencer a los indecisos y avisar a todos los buenos, para que no sean sorprendidos; esa es la misión que a Vd. le queda encomendada.

Estos trabajos se harán aisladamente, y para ello en cada Término Municipal habrá un delegado, el que se concretará única y exclusivamente a su Término, sin conocer ni relacionarse con los trabajos de los otros. No obstante esto, llegado el momento, el movimiento será unánime, simultáneo en toda la Isla y esto se hace con el fin de que si por cualquier causa es sorprendido uno, el gobierno no tome el hilo de la conspiración.

Para la dirección y vigilancia de estos trabajos, habrá un Delegado General para toda la Isla, con poderes para resolver en todos los casos, el que transmitirá las órdenes por conducto de los Delegados Provinciales, con el que cada uno de Vds. se entenderá directamente. Y para facilitar su cometido queda Vd. autorizado para hacer recolectas y utilizar todos los medios hábiles que estén a su alcance.

Saludo a Vd. y en Vd. a todos los buenos cubanos de su Término.

José Martí

La casa de Marrero, en Jagüey Grande, fue sede de conspiración de numerosos patriotas. La firmeza y decisión de su carácter se puede apreciar cuando recibe la orden de presentarse en La Habana el 23 de enero de 1895, en la casa de Antonio López Coloma, con este y los patriotas Pedro Betancourt, Joaquín Pedroso y Juan Gualberto Gómez. Este último fue designado por Martí como jefe del Partido Revolucionario Cubano en la Isla, con el objetivo de establecer los acuerdos del levantamiento en armas que comenzaría en la segunda quincena de febrero, y que tendría que hacerse a la vez, ya que las provincias occidentales, por sus condiciones específicas, no podrían resistir sin el apoyo de la zona oriental. Al preguntarle Juan Gualberto Gómez a los líderes allí reunidos la cantidad de hombres que disponían para el levantamiento, Martín Marrero respondió que solo tenía alrededor de 50 hombres. Ante los comentarios de preocupación de algunos revolucionarios, de que no era un número significativo para tal empresa, el doctor, de forma decidida y enérgica respondió: “Me haría sentir aunque sea solo”.1,2

El 24 de febrero se lanzó al frente de un grupo de 41 patriotas jagüeyenses a la manigua, en las cercanías de Jagüey Grande, específicamente en la finca La Sirena, en un ojo de agua denominado La Cienaguita, para iniciar en la zona la última de nuestras guerras independentistas contra España. El día 26 tuvo el primer encuentro con las fuerzas españolas en el potrero La Yuca, el cual se recoge en la historia como el primer combate librado por el ejército mambí en la región occidental, y como el cuarto de las fuerzas insurrectas en todo el país.1,2,6,7

En este pasaje de la historia se ponen en evidencia sus dotes como estratega militar. Su pequeña tropa contaba con 10 tercerolas (arma larga de fuego muy usada en la guerra de Cuba en el siglo XIX, que fue usada por los españoles como arma de caballería) y algunas escopetas de caza, pero todos sí tenían en el cinto el imprescindible, glorioso y temido machete mambí. Con este reducido grupo pudo organizar y librar un desproporcionado combate.1,2

Los mambises salieron victoriosos de este enfrentamiento a pesar de su reducido número, logrando que el enemigo se retirara y causándole dos bajas que fueron reconocidas por la prensa de la época. El periódico Aurora del Yumurí, de Matanzas, el 28 de febrero de 1895, publicó la noticia y también tuvo repercusión nacional en el Diario de la Marina, que reprodujo la noticia el mismo día de la siguiente manera:

A pesar de lo que ayer se dijo, en Jagüey Grande se levantó antenoche una partida que, según noticias, se encuentra mandada por el Dr. Martín Marrero, médico de dicho punto. Perseguida por fuerzas de infantería, caballería, Guardia civil y Voluntarios, al mando del comandante jefe de la guardia civil de Colón, Sr. Mijares y el Comandante de Voluntarios Sr. Núñez, la partida fue alanzada ayer a las 7.30 de la mañana, en el potrero “La Yuca”, donde se metió en el monte, contestando durante algunos segundos el fuego de sus perseguidores e hiriendo a dos voluntarios y dos caballos que montaban. Acto continuo se dieron a la fuga, continuando las fuerzas su persecución. La citada partida se calcula en unos veintitantos hombres.1,2

Dispersa su fuerza debido al fracaso del alzamiento en Matanzas -después de varios días internado en la Ciénaga de Zapata y con conocimiento de que la mayoría de los sublevados en la provincia habían depuesto las armas-, y convencido por sus compañeros, determinó acogerse al decreto del General Calleja, siendo detenido y llevado a su presencia. Marrero fue tratado como cabecilla y conducido a Colón, y de ahí a La Habana, donde lo llevaron ante el general español, quien lo invitó a dar su palabra de honor de no volver a levantarse en arma contra España, a lo que se negó rotundamente. El día 10 de marzo de 1895 salió deportado a España en el vapor Reina María Cristina, de donde se escapó a Francia y de ahí a los Estados Unidos.1-3

Regresó a Cuba en la expedición del vapor Bermuda, organizada por el coronel Emilio Núñez y con el mayor general Calixto García Iñiguez como jefe. Desembarcaron el 25 de marzo de 1896 por la bahía de Maraví, cerca de Baracoa. En este viaje se vinculó con la generación de médicos de la Guerra de los Diez Años, al compartir los riesgos con varios colegas patriotas, entre ellos el prestigioso médico Eusebio Hernández Pérez.

Se destacó por su dedicación a la medicina militar en diferentes momentos de nuestra historia, y contribuyó de diversos modos a su desarrollo: brindó sus experiencias organizativas, favoreció la creación de un sistema de superación para los médicos militares y tuvo una participación protagónica en el proyecto de construcción del Hospital General del Ejército, en la actualidad Hospital Militar Dr. Carlos J. Finlay.3

Se retiró en 1926, decepcionado por la actuación represiva del Ejército en algunos acontecimientos nacionales. No utilizó sus méritos en beneficio propio y terminó su vida dedicado modestamente a la medicina en su pueblo natal. Falleció el 15 de diciembre de 1943 en Santiago de las Vegas, donde fue declarado Hijo Distinguido.1-3,8

Por sus relevantes méritos al servicio de la Patria, Jagüey Grande lo nombró Hijo Adoptivo, y el hogar materno municipal lleva su nombre. Asimismo, la Asamblea Municipal del Poder Popular otorga el premio Doctor Martín Marrero Rodríguez a las organizaciones de masas y dirigentes políticos destacados.

CONCLUSIONES

El doctor José Lázaro Martín Marrero Rodríguez fue una figura prominente de la Guerra del 95, y fue merecedor de la confianza de José Martí. Su vida, pensamiento y trayectoria, consagrados a la independencia de Cuba, constituyen un paradigma a seguir. El estudio de su obra como médico patriota debe ampliarse y divulgarse.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
  • 1. Domínguez Martínez JM. Coronel Dr. Lázaro Martín Marrero Rodríguez “La proclama de la dignidad”. Jagüey Grande: Archivos del Museo Municipal Jagüey Grande; 2015.
  • 2. Valdés Domínguez I. “Se Hizo Mambí en Jagüey Grande”. Jagüey Grande: Archivos del Museo Municipal Jagüey Grande; 2015.
  • 3. Abreu Ugarte JE, Padilla Leonard E, Delgado Calzado J. El coronel José Lázaro Martín Marrero y su nexo con la medicina militar cubana. Rev Cub Med Mil [Internet]. 2016 Sep [citado 17/01/2021];45(3):403-13. Disponible en: Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S013865572016000300017&lng=es
  • 4. Martí J. Correspondencia particular de El Partido Liberal. En: Obras completas. T. 11. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales; 1991. p. 164.
  • 5. Martí J. A Martín Marrero. En: Obras completas. T. 2. La Habana: Editorial Nacional de Cuba; 1963. p. 325.
  • 6. Portal del Ciudadano. La Guerra de 1895 [Internet]. Jagüey Grande: Portal del Ciudadano; 2020 [citado 28/01/2021]. Disponible en: Disponible en: https://www.jagueyense.gob.cu/es/nuestra-region-2/sobre-jaguey/un-poco-de-historia/7111-la-guerra-de-1895
  • 7. Matanceros ¿Cómo fue el 24 de Febrero en Matanzas? [Internet]. Matanzas: Matanceros. Portal de la Atenas de Cuba; 2021 [citado 28/01/2021]. Disponible en: Disponible en: https://matanceros.gob.cu/viva-cuba-libre
  • 8. Gómez Martínez M, Reinoso Domínguez T, García Morales N. Apuntes para la historia de la salud pública en el municipio de Boyeros. Ciudad de La Habana. Rev haban cienc méd [Internet]. 2008 [citado 20/08/2016];7(4):17-23. Disponible en: Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180414029004
Historial:
  • » Recibido: 26/03/2021
  • » Aceptado: 05/11/2021
  • » Publicado : 15/04/2022

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