HOSPITAL PROVINCIAL
CLÍNICO QUIRÚRGICO Dr. JOSÉ RAMÓN LÓPEZ
TABRANE.
Tumores neuroepiteliales. Formas de presentación clínica.
Neuroepithelial Tumors. Wayc of clinical presentation
AUTORA
Dra. Letier Pérez Ortiz.(1)
(1) Especialista de 1er Grado en Neurocirugía.
RESUMEN
Los tumores neuroepiteliales
son los más frecuentes de los tumores cerebrales primarios (TCP).
Todos derivan de elementos del parénquima cerebral por lo que
su localización intraparenquimatosa es la regla en los pacientes
portadores de esta enfermedad. Su localización cerebral específica,
velocidad de crecimiento y características particulares del huésped
portador de la lesión, serán las que determinen la expresión
clínica resultante.
Hemos realizado una revisión de las características clínicas
generales y específicas de estas lesiones, insistiendo en los
síndromes resultantes de una localización determinada
en el encéfalo. Consideramos que la profundización en
el conocimiento de las características clínicas y formas
de presentación de estas lesiones contribuyen indiscutiblemente
a un diagnóstico más temprano y certero, y por tanto,
a una conducta terapéutica precoz.
DESCRIPTORES(DeCS):
NEOPLASMAS NEUROEPITELIALES/ clasificación
NEOPLASMAS NEUROEPITELIALES/etiología
TRASTORNOS CEREBROVASCULARES
ADULTO
HUMANO
INTRODUCCIÓN
Los tumores neuroepiteliales
son las neoplasias intracraneales más frecuentes (1-5). Desde
el punto de vista histológico se clasifican según el tipo
celular específico que predomine, aunque algunos autores han
propuesto dividirlos en dependencia del comportamiento clínico-
biológico.
Realmente han existido múltiples clasificaciones (6) desde que
Virchow describió la neuroglía y creó el término
glioma a mediados del siglo XIX, siendo la más reciente la propuesta
por Kleihues, Burger y Scheithauer en 1993 (7) que los agrupa en 9 tipos
generales de tumores neuroepiteliales: Tumores astrocíticos,
tumores oligodendrogliales, tumores de células ependimarias,
gliomas mixtos, tumores del plexo coroide, tumores neuroepiteliales
de origen desconocido, tumores neuronales y neurogliales mixtos, tumores
del parénquima pineal y tumores de origen embrionario (con elementos
neuroblásticos y glioblásticos).
Todos derivan de elementos del parénquima cerebral por lo que
habitualmente tienen una localización intraparenquimatosa, situándose
algunos en el espacio subaracnoideo o intraventricular (2). Su localización,
velocidad de crecimiento y características generales del huésped
portador de la lesión, serán los que determinen la expresión
clínica resultante, única forma de sospechar la existencia
de la lesión e ir en busca de su diagnóstico y tratamiento
correcto.
Nuestro propósito es realizar una revisión de las características
clínicas más frecuentes, haciendo énfasis fundamental
en la localización de la lesión, que será más
o menos elocuente en dependencia de la funcionabilidad del área
encefálica comprometida.
DISCUSIÓN
La focalidad como
signo clínico en las lesiones cerebrales comenzó a describirse
en 1878 por David Ferrier, y en 1884 comenzó a aceptarse como
un hecho real. En este mismo año se llevó a cabo la primera
intervención neuroquirúrgica de un glioma, basado solamente
en la descripción clínica realizada por Bennett (8-11).
Adams y Victor (12) proponen agrupar los tumores según las circunstancias
clínicas en las que suelen presentarse. Opinan que los enfermos
con mayor dificultad diagnóstica son aquellos que se presentan
con disminución generalizada de la función cerebral dado
por lentitud en la comprensión, labilidad emocional, pérdida
de la espontaneidad, percepción defectuosa, falta de iniciativa,
somnolencia. Todo lo cual han agrupado bajo el término de “astenia
psicomotora”.
Los pacientes que se presentan con síntomas como los anteriores
a menudo se quejan de cefalea, vómitos e incluso pueden tener
un signo precoz de enfermedad cerebral: convulsiones focales o generalizadas.
La cefalea es intermitente y de intensidad variable. Se presenta en
1/3 de los pacientes como síntoma inicial y en el 70% de los
enfermos con glioma diagnosticado. Es de aparición nocturna y
matutina fundamentalmente. Se exacerba al esfuerzo, no es pulsátil,
usualmente es de carácter explosivo, difusa y bilateral. La tos
en presencia de una presión intracraneal (PIC) aumentada por
tumor, ocasiona cefalea intensa, global, opresiva y debe ser considerada
como una situación no tan frecuente, pero peculiar (1, 4, 12-15).
Vómitos, sensación de desequilibrio, vértigos,
inestabilidad y alteración de las funciones psíquicas
completan la sintomatología clínica. El papiledema ocurre
en la mitad de los pacientes con tumores neuroepiteliales y es bilateral
en el 90% de los casos (2, 14).
Bucy y Grinker (10) en su tratado de Neurología plantean textualmente:
“El único síntoma real de un tumor intracraneal
es la pérdida progresiva y gradual de la función neurológica”.
Esta afirmación justifica la aparición paulatina de los
síntomas y signos, que en la mayoría de los tumores astrocíticos
malignos se producen entre 6-12 meses, e incluso en menor tiempo. Un
deterioro neurológico súbito puede también ser
el debút de un tumor, motivado casi siempre por un incremento
rápido de la PIC debido a: (2).
· Edema cerebral agudo por infarto o hemorragia intratumoral.
· Sangramiento intraparenquimatoso, subaracnoideo o intraventricular
provocado por el tumor.
· Infarto cerebral secundario al compromiso vascular inducido
por la lesión.
· Obstrucción aguda del sistema ventricular.
Las crisis convulsivas se presentan en el 20-50% de los enfermos con
tumores cerebrales (2,12,15-17) y aproximadamente la mitad de los pacientes
con gliomas han experimentado una crisis convulsiva focal o generalizada
al inicio de la presentación clínica.
La evaluación de un paciente con sospecha de glioma maligno requiere
de una anamnesis detallada y un examen neurológico exhaustivo.
La clínica sugestiva de la localización del tumor está
en dependencia de la funcionabilidad de determinadas áreas encefálicas
(15, 18).
Lóbulo frontal.
Los tumores ubicados en el lóbulo frontal, en dependencia de
la región comprometida, se presentan con un cuadro clínico
diverso. Lo más habitual es el trastorno de conducta, manifestado
por pérdida de la iniciativa e inhibición. La afección
de la región prefrontal dificulta la actividad física,
social e intelectual. El paciente se presenta con disminución
de la capacidad de atención, aplanamiento afectivo, dificultad
para recordar hechos recientes, tendencia al chiste y juego de palabras,
impulsividad, labilidad emocional, etc (2).
Los tumores de la circunvolución frontal medial pueden causar
ataxia contralateral por interrupción de las fibras fronto-ponto-cerebelosas,
y cuando se afecta además el giro frontal inferior adyacente
(área 8 de Brodman) se produce trastorno de la mirada conjugada
con dificultad para la mirada voluntaria al lado contralateral de la
lesión (1,3,4,15,16,18-20). Lesiones más difusas en la
región premotora producen apraxia, hipoquinesia, perseveraciones
motoras y rigidez de las extremidades. Al paciente le resulta difícil
deambular, moviendo los pies sin lograr avanzar.
Un tumor en el área motora suplementaria puede producir el conocido
fenómeno de “prensión forzada” (Adie y Critchley).
En este caso existe una resistencia involuntaria para sostener un objeto
determinado en la mano contralateral a la lesión. Bucy ha descrito
este signo clínico en ambas manos, ante tumores frontales bilaterales
(10).
La afasia motora se manifiesta por lesión del área de
Broca, ubicada en la porción opercular de la circunvolución
frontal inferior del hemisferio dominante.
La afección unilateral de la circunvolución precentral
provoca hemiparesia y/o crisis convulsivas. Recordemos que la lesión
del área motora primaria por un tumor en el eje supero-inferior,
provoca dificultad motora distal más que proximal y braquial
más que crural (2). La incontinencia esfinteriana es propia de
las lesiones paracentrales. También puede verse en las lesiones
del cíngulo, acompañada de apatía e indiferencia
al dolor.
Lóbulo parietal.
· Lesión de la circunvolución postcentral: Existe
pérdida de la capacidad de detectar cualquier modalidad sensorial
somestésica.
· Lesión del lóbulo parietal superior:
-Abatiestesia à : Se caracteriza por dificultad para detectar
relaciones espaciales de las actitudes segmentarias del cuerpo.
-Atopognosia à : Pérdida de la facultad de localizar correctamente
una sensación.
-Astereognosia à Trastorno para el reconocimiento de objetos
por estímulo táctil.
-Asomatognosia à: Extinción del reconocimiento del estímulo
contralateral al sitio del tumor, durante estímulos cutáneos
bilaterales simultáneos.
-Autotopoagnosia à : Falta de capacidad para localizar las distintas
partes del cuerpo.
Estas dos últimas características, entre otras , son más
frecuentes en las lesiones ubicadas en el hemisferio no dominante. La
anosognosia ( falta de reconocimiento del trastorno motor que presenta
), la apraxia al vestir, los trastornos de la memoria topográfica,
desorientación, negligencia visuo-espacial y apraxia constructiva,
forman parte de la presentación clínica de los pacientes
con lesión tumoral en el lóbulo parietal posterior no
dominante.
· Lesión de la circunvolución supramarginal: Causa
afasia de conducción por afección del fascículo
arcuato; el paciente comprende el lenguaje escrito y hablado, pero no
puede repetirlo. Cuando está afectada la circunvolución
supramarginal no dominante se produce apraxia ideomotriz, donde el paciente
no puede realizar una tarea motora compleja a través de la instrucción
verbal. Si la lesión es de la circunvolución supramarginal
dominante esta alteración puede ser bilateral.
· Lesión de la circunvolución angular: Produce
alexia (incapacidad para la lectura) y el síndrome de Gerstmann
dado por agrafia, acalculia, agnosia digital de ambas manos y confusión
derecha-izquierda. Esto se produce cuando la lesión es del hemisferio
dominante (2).
· Los defectos en el campo visual son también clásicos
de las lesiones parietales, lo más frecuente es la cuadrantonopsia
contralateral inferior.
Lóbulo temporal.
Se caracteriza por alteraciones en la audición, lenguaje, equilibrio,
visión, conducta y movimientos (2).
Cuando la lesión es en el hemisferio no dominante, el paciente
puede presentarse prácticamente asintomático. Los defectos
en el campo visual pueden estar presentes, siendo propia de las lesiones
temporales la cuadrantonopsia contralateral superior, por afección
de la radiación genículo-calcarina inferior que pasa alrededor
del cuerno del ventrículo lateral.
Puede existir dificultad en la localización de los ruidos, alucinaciones
visuales y fenómenos uncinados, dados por alteración del
gusto y la olfación.
La afección temporal profunda con compresión del hipocampo,
además de crisis uncinadas, se caracteriza por amnesia global.
Los tumores del lóbulo temporal medial no dominante producen
trastornos de conducta y dificultad para reconocer el contenido emocional
de la expresión facial y el lenguaje.
Las lesiones del polo temporal anterior y amigdala provocan crisis de
molestia epigástrica, náuseas, fenómenos autonómicos,
automatismos orales, etc. Si la lesión es del polo temporal posterior
lo que predomina son los cambios emocionales, alucinaciones auditivas
y visuo-espaciales, desorientación y afasia.
La afasia receptiva es por lesión del área de Wernicke,
situada en el tercio posterior de la primera circunvolución temporal
del hemisferio dominante. Algún tipo de afasia ocurre en el 50-70%
de los pacientes con tumores del lóbulo temporal dominante (1-3,13,
16,18,21-23).
Lóbulo occipital.
Los tumores ubicados a este nivel producen fundamentalmente alteraciones
visuales. Las lesiones parieto-occipitales causan pérdida de
la capacidad de localizar objetos en el espacio contralateral.
Las lesiones en el lóbulo occipital dominante traen como consecuencia
trastornos en la visión topográfica, agnosia visual (no
reconoce objetos familiares a primera vista) y prosopagnosia, trastornos
dado por dificultad en la identificación de semblantes conocidos.
Las lesiones en lóbulo occipital no dominante se caracterizan
por alucinaciones e ilusiones visuales, con alteraciones en el tamaño,
forma, color, movimiento y orientación de los objetos. Las alucinaciones
pueden ocurrir con o sin crisis en más de 1/4 de los casos.
Sólo un 5% de los pacientes con tumores occipitales tienen un
campo visual normal. La destrucción completa de un área
unilateral causa hemianopsia homónima y la bilateral, ceguera.
Las lesiones superiores o inferiores de la cisura calcarina provoca
defectos altitudinales, y los tumores adyacentes a la corteza calcarina,
acromatopsia, es decir, pérdida de la habilidad de distinguir
colores (2, 5, 12, 13,16,18).
Tallo cerebral.
Los tumores astrocíticos difusos a este nivel son más
frecuentes en los niños que en los adultos (5,12,24,25). Lo más
característico es la combinación de afección de
vías largas y paresia de nervios craneales. Pueden existir signos
cerebelosos e hidrocefalia.
Diencéfalo.
Los pacientes se presentan con clínica de hipertensión
endocraneana (HEC) por obstrucción del tercer ventrículo,
afección endocrina y del campo visual por tumores hipotalámicos;
apatía, labilidad emocional y disfunción autonómica
por lesión anteromedial y dorsomedial del tálamo (2).
Con frecuencia el enfermo tiene hemiparesia y trastornos de la sensibilidad
contralateral al tumor, por extensión del mismo a la cápsula
interna.
El síndrome de Dejerine-Roussy caracterizado por hiperpatía,
dolor espontáneo y aumento del umbral de sensibilidad al tacto,
dolor y temperatura, no es frecuente que se presente como consecuencia
de un tumor talámico, sino más bien por lesiones vasculares
(2,12).
Las lesiones talámicas posteriores se caracterizan por defectos
del campo visual, pérdida de la audición, disfunción
oculomotora y del control pupilar.
Las alteraciones de la región pineal, donde no son tan frecuentes
las lesiones astrocíticas, además de hidrocefalia, causan
el síndrome de Parinaud con limitación a la mirada vertical,
trastornos de la convergencia ocular y disociación de la reactividad
pupilar a la luz.
Ganglios basales.
Los signos clínicos más frecuentes son:
· Defecto motor.
· Hipoquinesia.
· Rigidez.
· Ataxia con retropulsión.
· Oftalmoplejía supranuclear.
Cuerpo calloso.
No existe sintomatología distintiva. Alteraciones de la esfera
psíquica, fatigabilidad, disminución de la capacidad de
atención y trastornos de la memoria, pueden verse, fundamentalmente
si el tumor es primario del lóbulo frontal y afecta secundariamente
el cuerpo calloso.
Puede presentarse un síndrome de desconexión anterior
con apraxia ideocinética a predominio del hemicuerpo izquierdo.
La lesión secundaria del esplenio del cuerpo calloso por un tumor
occipital invasivo, puede traer como consecuencia un síndrome
de desconexión posterior (2, 4, 10,12).
Cerebelo.
Raramente afectado por tumores astrocíticos malignos. Las lesiones
de línea media provocan trastornos del equilibrio, ataxia y nistagmo.
La clínica de hipertensión endocraneana es precoz, y casi
siempre acompañada de papiledema.
Las lesiones hemisféricas causan dismetría, disdiadocosinesia,
disartria, descomposición del movimiento voluntario, hipotonia
ipsolateral, ataxia con tendencia a caer hacia el lado de la lesión,
hiporreflexia y temblor intencional.
CONSIDERACIONES FINALES
La mayoría
de los tumores neuroepiteliales se expresan por síntomas y signos
focales y generales, en dependencia del grado de trastorno regional
o difuso que produzcan en el parénquima cerebral.
Las manifestaciones clínicas generales reflejan el incremento
de la PIC y los signos focales el efecto del tumor sobre el tejido adyacente.
Hemos hecho un recorrido por las zonas del cerebro donde con más
frecuencia asientan las lesiones cerebrales primarias.
Mucho se ha publicado sobre el diagnóstico y tratamiento de estas
lesiones que tanto afectan la calidad de vida de los individuos enfermos
entre los 40-60 años de edad, pero la clínica es el paso
imprescindible y la antesala al diagnóstico imaginológico.
La historia clínica de un paciente con sospecha de sufrir un
tumor del Sistema Nervioso Central es la parte más importante
de la valoración diagnóstica del paciente. El crecimiento
de un tumor en un área tan pequeña y elocuente como es
el cerebro es un problema difícil, y mientras más se conozca
sobre las manifestaciones clínicas que puede producir, con mayor
prontitud y seguridad se llegará a un diagnóstico correcto.
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SUMMARY
Of all primary cerebral tumors(PCT) the neuroepithelial tumors are the most frequent ones: All derive from elements of the cerebral parenchyma, si its parenchymatous site is the nule in patients having this disease.Its specific cerbral localization,growth velocity and specific characteristics of the lesion carrier host will be the ones to determine the resulting clinical expression.Wew have carried out a revision on the general and specific clinical characteristics of these lesions, persisting in the resulting syndrome of a determined localization in the brain. We consider that the deepening into the knowledge of this lesion clinical characteristics and ways of presentation undoubteedly contribute to an earlier and more certain diagnosis and therefone to a precocious therapeutic behavior.
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