Tema 16- Juan Guiteras Gener, en el nonagésimoaniversario de su fallecimiento

ARTÍCULO HISTÓRICO

 

Juan Guiteras Gener, en el nonagésimoaniversario de su fallecimiento

 

Juan Guiteras Gener, in the 90 th anniversary of his decease

 

 

Dr. Víctor G. Ferreira Moreno

Hospital Provincial Pediátrico Docente Eliseo Noel Caamaño. Matanzas, Cuba.

 


RESUMEN

En octubre de 2015, se cumplieron 90 años del fallecimiento de quien junto a Carlos J. Finlay, fuera reconocido como una de las grandes figuras de la medicina cubana. Juan Guiteras Generfue un tenaz luchador porque el sabio camagüeyano pasara de ser “El Pasteur olvidado de América” al recordado “Benefactor de la humanidad”.Hijo de familia de fundadores de la nacionalidad y la cultura cubanas, y uno de los frutos más universales de Matanzas, fue ejemplo de científico, de honradez, tolerancia, modestia y austeridad, de amor a la verdad y a la justicia. Destacar su personalidad en tan significativa fecha, fue el objetivo de esteartículo.

Palabras clave: Juan Guiteras Gener, historia de la medicina, Matanzas.


ABSTRACT

In October 2015, there it was 90 years from the decease of a doctor who, together with Carlos J. Finlay, was recognized as one of the biggest figures of Cuban medicine. Juan Guiteras Gener was a tenacious fighter for the Camagueyan scientist to become from “the forgotten Pasteur of the American continent” into the remembered “Humankind benefactor”. Son of a family of Cuban nationality and culture founders, and one of the most universal offspring of Matanzas , he was an example of scientist, of integrity, tolerance, humbleness and austerity, of love to true and justice. The aim of this article was highlighting his personality in that significant date.

Key words: Juan Guiteras Gener, Medicine history, Matanzas.


 

 

INTRODUCCIÓN

En octubre pasado se cumplieron 90 años del fallecimiento de quien junto a Carlos J. Finlay, fuera reconocido como una de las dos más grandes figuras de la medicina cubana: Juan Guiteras Gener.(1,2)

Con este homenaje, el autor pretende rememorar al excelso matancero. Pero, ¿cómo pensar a un hombre que ante determinado adverso escenario, piensa en un camino —sino el mejor—, cuando muchos dejaban de pensar; pero que tan pronto como es convocado, por el cubano primero, José Martí, abraza esa otra fe: “con todos y para todos”, y que acudió, a dar fuerzas para la agonía de la edificación, y a fundar, desde donde se estuvo levantando la Patria?

¿Cómo pensar al hijo del padre a quien ese cubano primero llamó el matancero amado, y que más adelante le hizo expresar aquella frase memorable: “¡Ah! Qué culpa tan grande la de no amar, y mimar, a nuestros ancianos”?(3)

¿Cómo pensar a quien fue pensado en versos por el inmenso Apóstol? El simple hecho de pensarlo, constituye un reto verdadero para el que lo pretenda. Destacar la personalidad de Guiteras en tan significativa fecha, es el objetivo de este artículo.

DESARROLLO

Nacido en Matanzas el 4 de enero de 1852, el doctor Juan Guiteras Gener fue una de las figuras más eminentes de la medicina cubana de todos los tiempos. (Fig.) Hijo de una familia de notables patriotas, pedagogos, historiadores matanceros y forjadores de la nacionalidad y la cultura cubanas. Eran los Guiteras hombres de avanzado pensamiento y fervoroso patriotismo. Por el forzado exilio político familiar, realizó sus estudios en los Estados Unidos, donde se graduó en la Universidad de Pennsylvania en 1873, con una original y brillante tesis que le ganó el Premio Mayor de la Facultad de Medicina.(1,4)

Luego logró una sólida y destacada posición en la enseñanza universitaria y la sanidad estadounidenses, actividad que abandonó para dedicar el resto de su vida a la enseñanza, organización y dirección de la salud pública en Cuba.(1-5) Pronto se convirtió en un valladar infranqueable frente a las exigencias foráneas, y se hizo acreedor, por su relevancia como pedagogo, del título de Profesor Honorario de la Universidad de La Habana, nombramiento que solo antes se le había conferido al insigne maestro de maestros: Enrique José Varona.(4)

Los inicios de su amistad con Carlos J. Finlay se remontan a 1879, cuando a pesar de sus 27 años, fue nombrado patólogo en la primera comisión norteamericana para el estudio de la fiebre amarilla en Cuba. Durante los trabajos en dicha comisión, surgió la entrañable amistad que duraría toda la vida, fundamentada en la íntima comunión de ideas científicas, morales y administrativas.(6,7) Guiteras, por demás, fue médico de la familia Finlay y padrino de uno de sus nietos.(6) Junto a Finlay, fue uno de los fundadores de la Organización Panamericana de la Salud en 1902, y miembro de su Consejo Directivo durante veinte años.(8)

Es de destacar que la admiración y el respeto que despertaba Finlay en Guiteras, hizo que este publicara en 1907 el primer esbozo biográfico que se conoce del sabio, y que el tema de su discurso de ingreso a la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana fuera, citando sus palabras: “La vida de aquel, que en la estimación universal, más alto ha puesto el nombre de Cuba: Carlos J. Finlay”.(1,5,9)

Pocos comprendieron, admiraron y quisieron a Finlay como Guiteras, y nadie levantó la voz con más argumentos y energía que él para defender su gloria. La gran veneración por la memoria del excepcional investigador llegaba en él hasta el verdadero culto.(1,6,10) El mismo Dr. Guiteras, fue el que dio los argumentos más sólidos en defensa de la doctrina y contribuciones originales de Finlay. Reclamó para él uno de los más importantes descubrimientos del siglo XIX en medicina e higiene: la trasmisión de las enfermedades por insectos.(11) Y luego proclamaría una gran verdad: si él no nos convenció, la culpa fue nuestra y no de su genio clarividente.(12)

Fue Guiteras, incuestionablemente, uno de los más tenaces luchadores porque el sabio camagüeyano pasara de ser “El Pasteur olvidado de América” al recordado “Benefactor de la humanidad”.

La honradez de Juan Guiteras Gener era exagerada. Para la verdad tenía un respeto sagrado. No era violento, pero cuando llegaba a la conclusión de que debía seguir una línea de conducta determinada, no había quien lo separase de esta. No se inmutaba, no levantaba la voz, pero sus decisiones eran inalterables. Experimentaba un muy grande amor a la justicia. Su tolerancia para actos y opiniones contrarias era extraordinaria. El rencor para él no existía y con frecuencia se le oyó hablar de méritos y cualidades en personas distantes de él, incluso con relación a personalidades que tomaron parte activa en la injusticia que se cometió con él en 1922, a los cuales no titubeaba en alabar en otras actuaciones relacionadas con los problemas fundacionales de la nación, en medio de injerencias foráneas. La modestia era otra característica de su manera de ser, evitaba todo exceso de publicidad a “bombo y platillo”.(6)

Un ejemplo fehaciente de lo que el autor ha decidido llamar inteligencia viril e intransigencia contra imposiciones, lo constituye el hecho que desde la llegada a La Habana del petulante e irascible general Crowder (enfrentado, criticado y boicoteado por veteranos y patriotas, entre los que se destacaban Juan Marinello y Rubén Martínez Villena y, más tarde, Julio Antonio Mella) , como enviado especial del gobierno de los Estados Unidos, los rozamientos con Guiteras, entonces Secretario de Sanidad, no se hicieron esperar. Pero el máximo de tirantez se alcanzó cuando el pseudodiplomático dirigió al presidente de la República una nota sobre el grave problema de paludismo en el país, que constituía una seria amenaza para las relaciones con los Estados Unidos.

El doctor Guiteras refutó con datos oficiales las falsedades contenidas en la nota, y fue mucho más allá, le demostró al procónsul con datos fidedignos de fuentes norteamericanas que en su país existía mayor número de enfermedades trasmisibles y menos controladas sanitariamente, que constituían un verdadero peligro para Cuba. Asimismo, cerraba su respuesta con un ofrecimiento que pudiera parecer una burla, pero que encerraba una gran verdad, y era la recomendación de que aceptara que un grupo de brillantes tropicalistas cubanos viajara a los Estados Unidos a ayudar a sanear esa nación. El general Crowder aceptó en silencio la digna respuesta y esperó su momento, que no tardó en llegar. Un grupo de funcionarios maculados del Ejecutivo serían relevados de sus cargos, presionado el gobierno del doctor Alfredo Zayas por la opinión pública. Entre ellos habían incluido maliciosamente el limpio nombre de Guiteras. Y la cesantía llegó de la forma más violenta, como una renuncia que el ilustre sanitario no había presentado, ni siquiera sospechaba. El golpe lo abrumó: no concebía tanta maldad e indignidad en los hombres. Se retiró en el mismo año 1922, a su hogar (finca San Agustín, situada a 12 kilómetros al oeste de la ciudad de Matanzas), en silencio, y con él, cerró el capítulo brillante de la sanidad pública en la república enmendada.(1,2,9)

Tres años más tarde, al agruparse los médicos cubanos gremialmente y constituir la Federación Médica de Cuba, unánimemente pensaron en quien era un símbolo de la dignidad nacional y la más alta figura médica viviente: Juan Guiteras Gener, y fue elegido su primer presidente.(1,12) Cuatro días después, el 28 de octubre de 1925, moría el eminente médico y patriota, dejando para el futuro de la patria el ejemplo luminoso de su obra científica y su conducta inmaculada.(1,9-14)

La muerte de Guiteras representó la pérdida del hombre de ciencias que supo poner muy en alto nuestro concepto de nación libre; significó la pérdida del hombre puro, digno y honrado, que tomaron como bandera los médicos cubanos, en su campaña por moralizar el ejercicio profesional y evitar la continua explotación que se hacía del médico por distintos elementos de aquel conglomerado social. Es Guiteras, en quien vibraba un intenso patriotismo, libre de todo patrioterismo,(6) uno de los valores morales e intelectuales más positivos de la joven nacionalidad cubana de entonces, que debe ser legado a las nuevas generaciones de médicos y cubanos todos, para que sirva de inspiración diaria.

Sin dejar de honrar, nunca será justo hablar de Guiteras en nuestro medio, sin reconocer a los involucrados en el proceso por el nombramiento de la Facultad de Medicina de Matanzas, con el nombre de la insigne figura.

A hombres como este no le debamos, paguémosle siempre con luz, virtud y memoria.

CONCLUSIONES

Guiteras es descendiente de una familia de fundadores de la nacionalidad y cultura cubanas. Junto a Finlay, fue reconocido como una de las dos más grandes figuras de la medicina cubana. Fue, además, uno de los más tenaces luchadores por el reconocimiento de la doctrina finlaísta. Constituye uno de los valores morales e intelectuales que debe ser legado a las nuevas generaciones de médicos y cubanos.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1- Delgado García G. Precursores y forjadores de la salud pública cubana. Dr. Juan Guiteras Gener (1852-1925). Rev Cubana Salud Pública [Internet]. 1995 [citado 10 Sept 2015];21(2) Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S0864-34661995000200008&script=sci_arttext

2- Delgado García G. La economía y la salud pública en Cuba cuando se firmó el código sanitario Panamericano en la Habana en 1924. En: Delgado García G, editor. Oficiando ante Higea. Cuadernos de Historia de la Salud Pública. La Habana: Editorial Ciencias Médicas; 2001. p.97-100.

3- Martí Pérez J. Obras Completas. T. 5. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales; 1975. p. 270.

4- González Reyes P. Juan Guiteras Gener. Vida y obra al servicio de la medicina. Rev Habanera Ciencias Médicas [Internet]. 2004 [citado 10 sept 2015];3(10). Disponible en: http://www.revhabanera.sld.cu/index.php/rhab/article/view/706/0

5- Delgado García G. La historia de la infectología en Cuba y el 50 aniversario del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí. En: Delgado García G, editor. Oficiando ante Higea. Cuadernos de Historia de la Salud Pública. La Habana: Editorial Ciencias Médicas; 2001. p. 43-59.

6- Finlay Shine CE. Dr. Juan Guiteras. Médica. 1925;5(11):192-5 .

7- López Sánchez J. Finlay. El hombre y la verdad científica. La Habana: Editorial Científico-Técnica; 1987. p.359-60.

8- Delgado García G, Pichardo Díaz M. La Representación OPS/OMS en Cuba. Conmemorando 100 años de Salud. La Habana: Palcograf; 2002. p. 21-37.

9- Amaro Cano M. Romay, Finlay y Guiteras, una trilogía de altos valores científicos y morales. Rev Cubana Salud Pública [Internet]. 2001 [citado 10 Sept 2015];27(2). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-34662001000200007

10- Fernández Morín J, Báez Pérez EG. El finlaísmo en el Dr. Juan Guiteras Gener. Rev Méd Electrón [Internet]. 2010 [citado 10 Sept 2015];32(6). Disponible en: http://www.revmatanzas.sld.cu/revista%20medica/ano%202010/vol6%202010/suplemento1vol62010/tema01.htm

11- López Sánchez J. Finlay. El hombre y la verdad científica. La Habana: Editorial Científico-Técnica; 1987. p. 424.

12- Finlay Shine CE. Carlos Finlay y la fiebre amarilla. La Habana: Editorial Minerva; 1942. p. 7.

13- López Espinosa JA. Octubre 24 de 1925. Constitución de la Federación Médica de Cuba. Acimed [Internet]. 2007 [citado 10 Sept 2015];16(6). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1024-94352007001200019&lng=es&nrm=iso

14- Fallecimiento del Dr. Juan Guiteras y Gener. Boletín Oficina Sanitaria Panamericana [Internet]. 1925 Nov [citado 10 Sept 2015];4(11). Disponible en: http://hist.library.paho.org/Spanish/BOL/v4n11p397.pdf

 

 

Recibido: 10 de noviembre de 2015.
Aceptado: 31 de marzo de 2016.

 

 

Víctor G. Ferreira Moreno. Hospital Provincial Pediátrico Docente Eliseo Noel Caamaño. Santa Isabel e/ América y Compostela. Matanzas, Cuba. Correo electrónico: victorf.mtz@infomed.sld.cu

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