HOSPITAL PROVINCIAL CLÍNICO-QUIRÚRGICO DOCENTE JOSÉ RAMÓN LÓPEZ TABRANE. MATANZAS
La medicina en el Perú prehispánico
Medicine in Perú pre-hispanic
AUTORES
Dr. Ramón Madrigal Lomba.(1)E-mail:bibliohosprov.mtz@infomed.sld.cu
Dra. María del Carmen López Quintana.(2)
(1) Especialista de II Grado en Cirugía. Profesor Auxiliar. Hospital Provincial Clínico-Quirúrgico "José R. López Tabrane". Matanzas.
(2) Servicio Medicina. Hospital Regional de Jovellanos.INTRODUCCIÓN
En el Perú, hacia el siglo XII, un clan de los quichúas o quechuas, los incas, inician una etapa de expansión y conquistas que a fines del siglo XV incluía territorios de la región andina del Ecuador, Perú, Bolivia, norte de Chile y noroeste de Argentina. En el siglo XI los quechuas ocupaban un lugar entre los confederados de los Andes y se habían instalado en la región de Cuzco, por esa época, como señalamos, el clan de los incas se constituyó en un pequeño estado con Capacmanco, fundador de la dinastía, considerado como descendiente del sol. El resto de los quechuas quedó sometido a los incas en el siglo XII y poco a poco éstos extendieron su dominación sobre otras confederaciones de tribus, dotadas de civilizaciones particulares: los aymarás de Tiahuanaco, en la región del lago Titicaca, los nascas, los chimus, situados entre Lima y la confederación de Quito, y los caras de Quito, a quienes derrotaron entre 1450 y 1475. A fines del siglo XV, el imperio de los incas se extendía del golfo de Guayaquil a Chile, sobre 3,000 km. de longitud y 500 de anchura, un gran imperio que se llamó Tahuantinsuyu. (Mousnier) (Arocena). (1-6)
A lo largo de los siglos prehispánicos existieron diversas culturas que imprimen a la historia del Perú un acentuado e interesante, como muy definido perfil cultural, que no exento de características comunes ostenta a su vez matices diferenciales sujetos a su evolución histórica en estrecha relación con sus asientos geográficos y peculiaridades propias expresadas en la organización social y los hallazgos arqueológicos, en particular piezas de cerámica, textiles y orfebrería de culturas como la Chavín, Vicús, Mochica, Nasca, Chimú, Lambayeque, Wari, Paracas y Tiahuanaco ,...“ esta última, una de las más importantes de América del Sur, ubicada cronológicamente luego de las culturas ya mencionadas, y que alcanza difusión panperuana como la de Chavín, evidenciada en la influencia de su estilo que llega hasta Nazca, en el norte, y al noroeste argentino-chileno, en el sur.( Perú Arqueológico) (Arocena).
Al tiempo de la llegada de los primeros españoles, languidece viejo y enfermo de viruelas el inca Huayna Capac, descendiente de Capacmanco e hijo del sol, a quien nadie tenía derecho a dirigirle la mirada de frente. Con la muerte del inca se agudizaron las luchas entre sus herederos, su hijo legítimo Huascar, de constitución enfermiza y Atahualpa, al final vencedor.
El centro del imperio y su símbolo, era la ciudad de Cuzco. “Un imperio totalitario en el que la verdad oficial era impuesta a todos, e inspiraba el respeto, la veneración y la docilidad de la masa hacia la minoría gobernante... los regocijos eran dirigidos: banquetes, canciones, danzas, juegos, todo estaba reglamentado por el Estado. La policía estaba en todas partes. El menor comentario imprudente, el menor gesto de revuelta, llevaba consigo un castigo implacable que caía como el rayo. (Mousnier).
¿Fue a este estatismo, a la raza o al clima agotador que es preciso atribuir la inercia del indio, su indiferencia, su somnolencia, su embotamiento, denunciados por todos los observadores? Los indios de los Andes, replegados sobre sí mismos, tristes, taciturnos, hipócritas y serviles, no mostraron ni iniciativa, ni previsión, ni sentimiento de solidaridad, ni patriotismo. Nadie se preocupaba por los desgraciados“... ¿Quizás esta atonía procedía del hecho de que el Estado se encargaba de todo? El Estado reglamentaba la vida, limitaba los deseos e imponía el trabajo perpetuo en interés de todos. El trabajo era obligatorio y la pereza, el vicio principal. Aparte del problema de la producción, los Incas procuraban tener siempre ocupados a los indios, incluso en trabajos inútiles. (Mousnier). (7)
La enfermedad del inca era un suceso de la mayor importancia y trascendencia, sentida e integrada por el pueblo como algo propio.
Desde los tiempos remotos la enfermedad y la muerte entre los antiguos peruanos eran considerados como sucesos sobrenaturales, rasgo común a la gran mayoría de las comunidades primitivas. Los agentes patógenos eran los espíritus maléficos introducidos en el enfermo por prácticas hechiceras, por designio de las divinidades, demonios, enemigos o venganza ultraterrena de muertos olvidados, pero al mismo tiempo se tenían nociones de relaciones naturales entre las cosas. En general, la terapéutica se encaminaba a alejar la causa por medio de la magia y combatir los síntomas con medicamentos derivados de una observación empírica.(8-10)
Aún en nuestra época perduran creencias y prácticas relacionadas con la hechicería entre los jíbaros del Alto Marañón en el Perú. El jíbaro por un razonamiento simplista, fundado en el paralelismo con las lesiones corporales visibles, atribuye toda enfermedad interna cuya causa desconoce, al arma mágica e invisible de un enemigo oculto: la flecha mágica del tunchi o brujo. Para descubrir a éste y para curar la dolencia se acude al 'ibisin' (médico chupador), que, en estado de trance por la bebida mágica del 'natem', trata de extraer por succión la flecha mágica y denuncia el nombre del brujo culpable...pero la consecuencia de todo ello es que el indicado de brujo caiga bajo las lanzas y escopetas vengadoras de los familiares del enfermo. Sigue luego la represalia de los familiares y partidarios del supuesto brujo, y se suelda así un eslabón más de la cadena interminable de rencores y deudas de sangre de un clan con otro “... los aguarunas, aún los que parecen más civilizados, en cuanto enferman de alguna gravedad, quedan bajo la opresiva sospecha de haber sido víctimas de algún enemigo oculto. (Guallart)
La enfermedad y la desgracia eran por ellos relacionadas con el pecado (hucha)...y de la gravedad del mismo deducían la magnitud del pecado cometido.(11)”
Cuando enfermaba el Inca, su causa se atribuía a muy graves faltas cometidas por sus súbditos, ya que el Capac Inca, considerado hijo del sol, no podía cometer pecado, ni infringir precepto alguno, y en su enfermedad también enfermaba el sol, se debilitaba, y como fuente suprema de vida, acarreaba entonces múltiples peligros a la comunidad“...pues el rey-dios personificaba en sí mismo, de manera mística todo el pueblo y por ello su suerte era la de sus súbditos...”. La etiología del pecado trajo consigo una forma de terapéutica que causó gran impresión a los misioneros españoles, pues en caso de enfermedad, se lograba la curación por medio de la confesión de los pecados a un sacerdote especial. La confesión contribuía también a la liberación de la desdicha personal y constituía un deber social“...todo pecado ponía en peligro la comunidad y su representante, el rey-dio...cuando un cabecilla o un pariente caía enfermo, se buscaba la causa en sí mismo y se acudía al sacerdote confesor, haciéndose esto con tanta más razón cuando enfermaba el Capac Inca o reinaban el hambre y la sequía. (Dietschy)
Los ceramistas del Perú precolombino ... no sólo han realizado una factura admirable desde el punto de vista artístico, sino que las escenas y personajes por ellos figurados han sido realizados con tal verismo, que constituyen admirables testimonios de naturaleza arqueológica interesantes para los diversos ramos del saber humano. El médico y el historiador de la medicina encuentran también en la cerámica del antiguo Perú un curioso tema de estudio, en la identificación y el testimonio de la existencia de diversas enfermedades y en el conocimiento de algunas prácticas quirúrgicas empleadas por los aborígenes. Numerosos estados patológicos, tóxicos y fisiológicos (acromegalia, enf. de Basedow, enf. de Carrión, ciegos, tuertos, Gondou, parálisis, deformidades, afecciones autóctonas) mutilaciones patológicas (lepra, llaga, uta, sífilis, leishmaniasis, blastomicosis, lupus) y punitivas, heridas, hemorragias, aberraciones sexuales, han sido representados en vasos, cántaros, botellas —llamadas silbadoras— y huacos antropomorfos. (Pardal).
...“Todos los años en el equinoccio primaveral, en el mes Coya Raymi (fiesta de la reina, septiembre) tenía lugar la célebre y brillante fiesta 'Situa', cuyo contenido dramático superaba a todo lo que los incas acostumbraban a emprender para la profilaxis de las enfermedades. A juzgar por la fuente consultada se trataba de un verdadero gran acontecimiento tradicional que incluía el traslado de los ídolos a la capital, la expulsión de los extranjeros, lisiados y hasta los perros; “la asistencia del Capac Inca con su séquito al templo del sol durante el cuarto creciente la luna se consideraba sagrada en el mes de septiembre y la aglomeración del pueblo incluyendo 400 guerreros armados, que en el momento de aparecer la hoz de la luna coincidiendo con la salida del templo del Inca iniciaban una carrera espectacular lanzando alaridos en todas las direcciones, esgrimiendo sus armas y hondas con proyectiles ardiendo, toda una ceremonia masiva con el fundamento mágico de ahuyentar las enfermedades..., en el campo otros guerreros continuaban los gritos, seguían corriendo y eran a su vez relevados por otros, finalmente concluían bañándose en los ríos y lavando sus armas...“lo que se complementaba al mismo tiempo con el baño de todo el pueblo, purificación sagrada que reforzaban embardunando el rostro, el umbral de las puertas, los nichos de alimentos, las momias y los pozos con una papilla espesa de maíz. (Dietschy').
...“Los médicos se llamaban ichuri, y eran adivinos. Los curanderos y los brujos se llamaban comascas y los médicos pertenecientes a la nobleza se llamaban amaucas. El enfermo confiaba las culpas cometidas al ichuri que era médico y confesor quien una vez enterado de ellas indicaba las ofrendas y las ceremonias que debían efectuarse. El rito se acompañaba de alaridos, de gritos y exorcismos para espantar el mal, se practicaban frotaciones y sobamientos en la parte enferma o de todo el cuerpo y se terminaba con la succión de la parte adolorida. (Cornide).
Los comascas practicaban la succión y fricción de las regiones dolorosas, interpretadas éstas, por analogías con las lesiones externas “como cuerpo extraño que hay que extraer, así el curandero “aspiraba con la boca pedacitos de plata, piedrecillas, varillas de madera, gusanos, sapos. etc., del cuerpo enfermo. El mostrar estos objetos, que eran ocultados en la boca se deriva de la necesidad humana de encarnar importantes asociaciones de ideas en un juego mágico. (Dietschy). En la fricción se usaban pomadas de masaje cuya composición se fundaba en nociones mágicas, generalmente materia farmacéutica inmunda. a menudo, sin embargo, estas pomadas se fundaban en conocimientos adquiridos por la experiencia.
El pronóstico de las enfermedades revestía particular importancia y se establecía por medio de prácticas mágicas, oraculares o de adivinación auspicial, utilizando granos de maíz u hojas de coca e interpretando diagnósticamente la posición de los granos o de las hojas al caer.
Una práctica usual era la conjura de los espíritus (supay) y de los poderes huaca, con ayuda de los cuales se podía saber el pasado, presente y futuro, establecer diagnóstico de enfermedades y ejecutar ritos mágicos. Este coloquio con los demonios se realizaba después de un ayuno riguroso por los sacerdotes e incluso por el mismo Capac Inca.
Otra práctica médica mágica con fines pronóstico, diagnóstico y terapéutico se conocía como la 'Limpia del Coy' “...que consistía en frotar un curiel contra el cuerpo del enfermo, con tal arte, que por presión disimulada de la mano del practicante, el conejillo moría tan pronto como tocaba una región determinada del cuerpo, llevándose en su muerte la enfermedad del paciente. Seguidamente se disecaba el animal y apoyándose en la presencia de lesiones o alteraciones en las vísceras, se precisaba el órgano correspondiente del enfermo asiento de la dolencia y posible desenlace. (Dietschy)
Pero también los conocimientos de hierbas medicinales que tenían los incas fueron muy estimados y objeto de alabanzas en tiempos de la conquista y tanto ....“que los consideraron los primeros conocedores de la Naturaleza en todo el mundo. Entre sus remedios se hayan la coca, como diurético el estigma del maíz y como febrífugo la quina en las fiebres intermitentes, aunque las opiniones discrepan en relación a la antigüedad de su introducción terapéutica; ... la corteza de quina parece que era desconocida o apenas conocida por los antiguos peruanos, pues los cronistas de tiempos anteriores no la mencionan nunca y los datos que nos trasmiten acerca del tratamiento de la fiebre son muy escasos. (Dietschy).
Con el nombre de coca se designan ...“las hojas de eritroxiláceas que contienen como sustancia activa ciertos alcaloides, ante todo la cocaína. En la literatura científica se registran alrededor de diez especies americanas de Erithroxylon que probablemente contienen todas ellas cocaína...” Las primeras noticias españolas acerca de la coca revelan su papel importante como artículo de disfrute y medicamento, así como en las costumbres sociales y ceremonias religiosas.“...En el Perú era muy conocida después de la conquista quechua.. y es seguro que el uso de la coca se hallaba generalmente extendido entre los incas a fines del siglo XIV...” la coca era un regalo de los hijos del sol para ahuyentar el hambre, la fatiga y disipar la tristeza. (Buhler).
Fueron famosos los bálsamos, en su mayoría resinas de leguminosas; el llamado bálsamo del Perú (miroxylon pereyrae) procede sin embargo de Centroamérica, mientras que el miroxylon peruiferum es el que suministra el verdadero bálsamo indígena del Perú.
Entre los medicamentos de origen mineral contaban con el azufre y el arsénico y la arcilla plástica empleada en polvo, el petróleo bruto para el tratamiento de las heridas, la piedra de Lipe como cáustico (sulfato cúprico en úlceras, cicatrices y heridas); en el tratamiento de la sarna de los llamas se usaba una pomada de grasas animales con azufre; contra la disentería se tomaba una clase especial de arcilla (Chacco) que también servía para la limpieza del cabello y de los vestidos; las úlceras rebeldes, entre ellas la enfermedad de los Andes (Leishmaniasis americana a menudo complicada con una blastomicosis) eran tratadas por los médicos peruanos con sulfuro de arsénico (huañuy hampi).
En puericultura “...no cargaban nunca a sus hijos pequeños y los lactaban solamente tres veces al día.
Las sustancias animales en la farmacopea del antiguo Perú “eran acogidas indudablemente atendiendo a razones mágicas, lo cual no era inconveniente para que alguno de estos remedios pudiera lograr cierto alivio. Las aplicaciones de carne de la vicuña se empleaban en las inflamaciones incluso las de los ojos (enfermedad de la nieve); la sangre de cóndor se recomendaba contra las enfermedades nerviosas, la de vicuña contra la enfermedad de las montañas (kaikar) y la de vizcacha contra las afecciones del corazón. La aplicación de las vísceras calientes del conejillo de Indias eran eficaces contra los dolores de vientre y reumatismo. Utilizaban la grasa del avestruz americano y del cóndor en esclerosis, tumores duros de los miembros y vísceras, contracciones nerviosas y pies gotosos.
La práctica quirúrgica incluía reducción de fracturas, dilatación de abscesos suturas de heridas y sangrías.
Practicaron la cirugía de la cabeza con notable frecuencia y habilidad y siempre limitada a la trepanación, bien por raspado, con láminas de pedernal, obsidiana, cuarzo y posiblemente con instrumentos de cobre-bronce; o serrado o ambos métodos a la vez, en casos de fracturas deprimidas, operaciones post morten, dolores insoportables o inexplicables, alivio de presión endocraneal, infección de los senos, estados de melancolía y superstición. Era común el uso de un cuchillo de bronce llamado Tumi, al cual se imprimía un movimiento rotatorio.
En representaciones de estas operaciones con tumis peruanos, se aprecia al paciente sujetado por un ayudante y un familiar, con rostro afligido. Se ha considerado el uso de la coca con el propósito de adormecer las partes blandas para realizar la incisión y la posterior sutura del cuero cabelludo. En estos casos hacían compresión manual en la zona sangrante, aplicaban ligaduras con cuerdas y usaban sustancias vegetales con poder coagulante que aplicaban localmente. (Martínez Falero)
Luego de estudios de Broca se sabe de trepanaciones realizadas en vida, con restablecimientos de varios años.
DeCS:
MEDICINA HERBARIA/historia
HISTORIA DE LA MEDICINA
HISTORIA MEDIEVAL
PERÚREFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1.-Arocena L.Coordinador y supervisor general de Historia Universal.T.I.Argentina:Librería El Ateneo. ; 1991.P. 127-31.
2.-Buhler A. Acerca del cultivo y utilización de la planta de la coca. Actas Ciba.1946;4.p. 83.
3.-Espinosa Bravo C.La coca entre los indios de América del Sur.Actas Ciba;1951;4.
4.-Cornide R. La Medicina en Iberoamérica. Historia de la Medicina. La Habana:Ateneo de La Habana;1944.p.405-8.
5.-Dietschy H. El rey-dios y las enfermedades. Actas Ciba.1938;10:291-4.
6.-Comité Estatal de Sanidad Vegetal del Estado.La Sanidad en el Estado de los incas.Buenos Aires;1965
7.-Guallart JM. Los jíbaros del Alto Marañón. México:América Indígena;1964.
Instituto Indigenista Interamericano. Convención Internacional de Pátzcuaro.XXIV.México;1940.p.322-3.
8.-Martínez Falero J. La medicina en América antes y después del descubrimiento.Fascículo IyII. España:ALTER;1985
9.-Mousnier R. Historia General de las civilizaciones.Los siglos XVI y XVII.La Habana:Ed. Revolucionaria; Vol. IV;1990.p.443-9.
10.-Pardal R. La medicina y la cirugía en la cerámica del antiguo Perú. Actas Ciba.1937;7:207-17.
11.-Banco Central de la reserva.Perú Arqueológico. Perú:Museo Arqueológico de la Universidad Nacional de Trujillo;1990.CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO
Madrigal Lomba Dr. R, López Quintana Dra.MC. A 27 años del descubrimiento del VIH. La medicina en el Perú Prehispánico. Rev méd electrón[Seriada en línea] 2008; 30(5). Disponible en URL:http://www.cpimtz.sld.cu/revista%20médica/ano%202008/vol5%202008/tema16.htm[consulta: fecha de acceso]
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