ARTÍCULO DE REVISIÓN
POLICLÍNICO UNIVERSITARIO REYNOLD GARCÍA. VERSALLES
Los valores morales en la personalidad
Moral values and personality
AUTORES
Lic. Adelaida Torres Triana.
E-mail: pol.versalles.mtz@ainfomed.sld.cu
Lic. en Psicología. Profesora Auxiliar. Policlínico Universitario "Reynold García". Versalles.
RESUMEN
Se presenta un artículo con los objetivos de analizar el concepto de valor moral y de exponer su enfoque desde algunos sistemas psicológicos: el conductismo, el psicoanálisis, el cognitivismo, el humanismo y el enfoque histórico-cultural. Se define el valor moral como la significación social positiva, buena, en contraposición al mal, que orienta la actitud y conducta del hombre hacia el obrar bien, ordenando sus juicios sobre la vida moral y las acciones derivadas de éstos. Desde la psicología, el estudio de la esfera moral posee diferentes enfoques, partiendo del sistema psicológico del que procedan, abordándose las posiciones del enfoque psicoanalítico, conductista, cognitivista y humanista. El proceso de formación de valores en la psicología y la pedagogía marxistas emerge del marco del Enfoque Histórico-Cultural, concretado en tres principios: el de la unidad de lo afectivo y lo cognitivo, que expresa el reconocimiento al carácter integral del psiquismo humano; el del reflejo activo en la conciencia, que plantea que el hombre en su desarrollo llega a la autodeterminación moral en un proceso que se inicia con la vida, pasando por diferentes etapas y en el que asume una posición activa; y el de la relación entre enseñanza y desarrollo que conduce al concepto de Zona de Desarrollo Próximo, concebida como la distancia entre el nivel de desarrollo determinado por la capacidad de resolver un problema de forma independiente y el nivel de desarrollo potencial, determinado por su resolución bajo la guía de otra persona más capaz, extensivo al proceso formativo.
DeCS
PRINCIPIOS MORALES
VALORES SOCIALES
PERSONALIDAD
PSICOLOGÍA
PSICOANÁLISIS
HUMANOS
INTRODUCCIÓN
Hoy la humanidad debe enfrentar grandes conflictos que ponen en peligro su subsistencia, como lo son la escasez de alimentos para grandes masas poblacionales, el deterioro acelerado del medio ambiente producto de la acción del hombre, la necesidad de nuevas fuentes de energía al agotarse las tradicionales, las guerras y muchos otros. Nuestro país, que ha propugnado como centro y valor fundamental al propio hombre, no puede evadir o desconocer estas realidades actuales, que no son privativas de los países desarrollados, sino que permean en mayor o menor medida los países en vías de desarrollo, por lo que la formación de valores constituye una necesidad y un reclamo impostergable del mundo actual.
En nuestro país, las acciones dirigidas en tal sentido se han resumido en el Programa Director para el Reforzamiento de los Valores Fundamentales en la Sociedad Cubana Actual. En el mismo se plantea como objetivo esencial contribuir mediante su aplicación práctica a reforzar la formación de un grupo de valores, considerados fundamentales por todos los factores involucrados en este propósito y que tienen dentro de su encargo social tan alta misión (1). Los nueve valores que se considera fundamental reforzar en la actualidad y que señala explícitamente el Programa Director son: la dignidad, el patriotismo, el humanismo, la solidaridad, la responsabilidad, la laboriosidad, la honradez, la honestidad y la justicia. (1)
En el ámbito de la Salud Pública, el tema de los valores cobra especial significación.
A partir del triunfo de la Revolución el país sufrió una transformación total de su salud, iniciándose una sostenida labor para revertir la deplorable situación sanitaria en que se encontraba la población, habiendo alcanzado indicadores de salud similares en muchos renglones a los de los países desarrollados. Sin embargo, ello debe ir unido a una sólida formación en valores morales de todos los actores que participan en la atención sanitaria a la población. Por ello, a la necesidad de afianzar los valores morales a nivel de toda la sociedad, se une la de trabajar en las propias instituciones asistenciales, a fin de reforzar la esencia ética humanista que le dará sentido a la labor profesional, para lo que se requiere de sólidas bases teóricas y metodológicas en tal sentido en las instituciones de salud.
Partiendo de las consideraciones antes expuestas, la autora se ha trazado como objetivos de este trabajo conceptualizar los valores morales, así como analizar las posiciones de algunos sistemas psicológicos respecto a éstos.
DISCUSIÓN
CONCEPTUALIZACIÓN DE LOS VALORES MORALES
El término valor es difícil de definir de un modo general, pues es empleado en diferentes ciencias con significados específicos para éstas, entre ellas la Matemática, la Física, la Economía, el Comercio, la Psicología, la Filosofía, la Sociología, aunque también es usado en las artes como la música y la plástica. Como sustantivo es empleado en el sentido de importancia, utilidad, significación, provecho, fuerza, eficacia, poder, virtud y otros, todos ellos de connotación positiva (2). Es por esto que lo asociamos a lo bueno, lo preciado, lo favorable y provechoso,V. Ojalvo, O. Kraftchenko, V. González y A.R. Rojas señalan como desde la Psicología de Enfoque Histórico Cultural, se considera como valor todo aquello creado por el hombre, tanto de carácter material como espiritual, en lo que se reconoce y a la vez se reproduce”. (3)
Los valores existen asociados a las formas valorativas de la conciencia social y al sistema de ideas relacionadas con la vida espiritual de la sociedad. Dentro del sistema de valores es posible citar los valores políticos, jurídicos, morales, estéticos, religiosos, científicos, etc. (4). Ellos reflejan las tendencias del desarrollo social, tienen carácter clasista e histórico concreto.
La especificidad de lo moral es la de abarcar todo lo que atañe a las relaciones entre los hombres. N. Chacón Arteaga define el valor moral como la significación social positiva, buena, en contraposición al mal, de un hecho, que orienta la actitud y conducta del hombre hacia el obrar bien y el mejoramiento humano. (5)
R. Expósito citando a E. Vasco, se refiere a los valores morales como: aquéllos que ordenan los juicios sobre la vida moral y las acciones que se derivan de estos juicios .(6) Esta autora considera que el valor moral transita por el espacio estrecho de difícil equilibrio entre la actividad reflexiva y consciente de la persona con arreglo a criterios morales argumentables, se ubica en una cultura, en un momento personal e histórico y exige tomar posiciones en su vida personal y social. (6)
M. Chirino cita a M. Martínez LLantada, quien considera que los valores morales por su carácter de orientadores y reguladores internos ocupan un lugar especial como integradores en el ámbito social entre los restantes valores, ya que ellos se manifiestan en cualquier esfera de la vida. (7)
LOS VALORES MORALES EN LA PSICOLOGÍA
La Psicología como ciencia aborda la expresión subjetiva de los valores, trata de explicar su formación y las regularidades de su funcionamiento como proceso que posibilita la valoración por el hombre de la realidad que le rodea y su carácter orientador y regulador sobre la conducta.
En la Psicología No Marxista ha sido tratada esta temática de manera más o menos explícita, amplia y profunda. En este caso puede ser citado el Psicoanálisis, el Conductismo y sus variantes, el Cognitivismo y el Humanismo.
El enfoque psicoanalítico de los valores parte de la concepción de la personalidad del sistema. En su modelo de personalidad, S. Freud, fundador y representante máximo del mismo, concibió ésta como el aparato psíquico del hombre, su mecanismo de adaptación (8). Introdujo una división de la personalidad en tres instancias: el ello, el yo y el súper yo.
En el niño recién nacido sólo existe el ello. En este recién nacido no existe yo, pero a medida que crece, su yo emergente se va haciendo cada vez más capaz de proteger al organismo de las amenazas de dentro y de fuera.
Mientras el ello se rige por el principio del placer y obliga al sujeto a buscarlo por cualquier medio, también éste vive en sociedad, la cual establece límites y prohibiciones a la conducta. El choque continuo entre el ello y el ambiente limitador, genera el yo, que ahora utiliza la libido para conciliar los deseos del ello con las exigencias del medio. (8)
El súper yo surgirá como la última instancia de la personalidad infantil. El temor al castigo y la necesidad de afecto y protección obligan al niño a aceptar las admoniciones paternas y a internalizarlas, a considerarlas como propias en una imagen ideal y prescriptiva de sí mismo a partir del mecanismo de la identificación.
El súper yo representa la voz de los padres y sus pautas morales tal como son percibidas por el niño, después adopta las aportaciones de los sucesores y sustitutos de los padres. En el adulto el súper yo desempeña la función de autoobservador y representa la conciencia y los puntos de referencia moral del sujeto.
Los valores morales, representados por el súper yo, poseerían para el Psicoanálisis un origen innato biológico y desempeñarían un papel adaptativo respecto a las exigencias sociales. Esta posición respecto al tema es determinista biológica, basada en fuerzas instintivas innatas en el ser humano.
La interpretación conductista de los valores también debe ser analizada a la luz de los presupuestos teóricos de este sistema. Este enfoque considera la conducta como el objeto de estudio de la Psicología , no así los contenidos de la conciencia.
De acuerdo al mismo, la formación de los valores se produciría por aprendizajes de conductas morales a partir de recompensas y castigos que actuarían como reforzadores.
El Conductismo Social reconoce los principios del Conductismo, pero incorpora a la psicología humana otros procesos simbólicos y autorreguladores de la conducta. En el caso de los valores, considera que éstos se aprenderían a partir de modelos, de sustitutos de las acciones reales, de discursos que señalarían qué hacer. (8)
Se aprende el valor a partir de la imitación. Se imitan modelos reales, personas que realizan una acción y reciben por ello una retroalimentación positiva, también modelos de ficción y modelos verbales tales como un relato, órdenes para ejecutar acciones, etc.
En un balance final del sistema respecto al tema de los valores, la autora considera que algunos de los planteamientos analizados son interesantes, mas su acento en el estudio de la conducta como fin de la Psicología desvirtúa también la esencia de los valores como formaciones psicológicas complejas, ya que la posesión del valor no se define exclusivamente por la conducta del sujeto y aunque ésta es un indicador importante, no resulta suficiente. Además, si bien el estímulo y el castigo constituyen mecanismos involucrados en la formación de valores, sólo son efectivos en etapas tempranas del desarrollo y no resultan esenciales en etapas posteriores.
El Cognitivismo, cuyo creador fue J. Piaget, elaboró la teoría denominada Epistemología Genética (tendencia cognitiva- evolutiva). (8)
Para el sistema, el desarrollo humano en términos de construcción de conocimientos o estructuras se produce por estadios o períodos relativamente fijos que se corresponden con intervalos de edades cronológicas. Este autor, a partir de la aplicación del método genético, investiga la periodización del desarrollo moral como un proceso de formación de la autonomía moral a partir del juicio moral (teoría del desarrollo cognitivo y moral). Habla de un proceso de interiorización de normas y reglas del plano externo al plano verbal. Su periodización abarca tres niveles del desarrollo moral: el nivel pre-moral, caracterizado por la ausencia de sentido de obligación a las normas morales, el nivel heterónomo, de obediencia a dichas normas basadas en la imposición de su cumplimiento en una relación de autoridad del adulto sobre el niño, y el nivel autónomo, de la moral propia, en el cual se tiene en cuenta el cumplimiento y aceptación de las normas, pero en este caso sobre la base de relaciones de cooperación y reciprocidad con otras personas. Dicha autonomía moral sólo se alcanza cuando el desarrollo del pensamiento lógico posibilita la descentración del pensamiento egocéntrico en la dirección de la comprensión clara y la cooperación, no como algo impuesto, sino como un principio autoaceptado por ser positivo en sí mismo.
La concepción de J. Piaget sobre el desarrollo moral resulta de interés, pues contribuyó a enfocar el mismo como un proceso de interiorización de la moral de la sociedad, es decir, el paso de una moral externa, un deber impuesto, a una moral interna, propia. Uno de los aspectos que la autora considera polémico en sus trabajos lo es el hacer depender el desarrollo moral del intelectual, de los conceptos y conocimientos morales, sin tener en cuenta su estrecha vinculación con los procesos afectivos.
Para el Humanismo, el núcleo auténtico de la personalidad no reside en las pulsiones (Psicoanálisis) o en la conducta (Conductismo), sino en los valores y los significados que resultan aceptables y creíbles para el sujeto. Existen valores trascendentales, comunes a todos los hombres y se reproducen en todas las culturas en los esquemas de interacción social, sin embargo, lo que realmente importa a la Psicología son los criterios personales del hombre común y corriente para asumir estos valores y las formas individuales en que se asumen. (8)
Como se aprecia, este sistema considera los valores como el núcleo auténtico de la personalidad, acentúa la importancia esencial de lo subjetivo, en un enfoque marcadamente relativista, sin considerar la expresión objetiva de éstos, vinculada al contexto histórico social de su existencia.
Tanto la comprensión como el diagnóstico y la dirección del proceso de formación de valores en la Psicología y la Pedagogía Marxistas emergen del marco teórico-metodológico del Enfoque Histórico-Cultural, del cual L.S. Vigotsky ha sido creador y máximo representante.
Partiendo de las ideas centrales de la Psicología de Enfoque Histórico-Cultural, se han elaborado modelos teóricos y experimentales para el estudio de los valores. Los principios que fundamentan dichos modelos son tres, elaborados por L.S. Vigotsky. (3)
El primero de ellos es el principio de la unidad de lo afectivo y lo cognitivo, que expresa su reconocimiento al carácter integral del psiquismo humano.
Partiendo de los conceptos de significado y sentido, planteados inicialmente por L.S. Vigotsky, A.N. Leontiev creó su teoría del sentido personal, que fue desarrollada posteriormente por otros autores y que revela el vínculo entre motivo y objetivo, uno de los aportes fundamentales del Enfoque Histórico-Cultural a la Psicología.
Según A. N. Leontiev, el motivo es aquel objeto que responde a una u otra necesidad y que reflejado bajo una forma u otra por el sujeto (ideas, representaciones, valores, etc.), conduce a su actividad.
De acuerdo con este autor, los motivos tienen la doble función de estimular y orientar la actividad, así como la de formar el sentido personal, subjetivo, de un contenido.
El sentido personal está originado por la relación que se establece entre el motivo de la actividad y aquello hacia lo cual la acción está orientada (el objetivo). Por ello, el sentido personal de la acción lo aporta el motivo, mientras que el objetivo lo aporta la significación. De esta manera, el significado de una acción puede permanecer invariable, pero el sentido puede variar de acuerdo al sujeto que la ejecute. El significado se asocia al componente cognitivo, mientras que el sentido a lo afectivo motivacional.
Partiendo de este análisis se puede afirmar que modificar motivos es modificar, no la significación de los objetivos, sino el sentido que éstos tienen para el sujeto.
V. Ojalvo, O. Kraftchenko, V. González y A.R. Rojas expresan este principio de la manera siguiente: Lo cognitivo se integra activamente a la función reguladora de la personalidad a través de elaboraciones intelectuales de un sistema de significados que forman parte fundamental de la esfera de los motivos y a su vez estas elaboraciones tienen en su base necesidades y motivos fundamentales de la personalidad que conforman los sentidos personales que estas nociones tienen para el individuo. (3)
Se afirma que una personalidad moralmente desarrollada es aquélla en la que las necesidades y motivos que le dan origen al comportamiento se corresponden con los valores socialmente aceptados.
Para las autoras antes citadas, los valores como formaciones psicológicas de la personalidad se expresan como una unidad funcional en los dos planos de actuación del sujeto: en el plano interno: reflexivo, vivencial; y externo: conductual, mientras que los valores como reguladores de la actuación se expresan como formaciones psicológicas de la personalidad que integran en una unidad estructural funcional lo cognitivo y lo afectivo, en tanto que para que el valor regule la actuación del sujeto es imprescindible su conocimiento por parte del mismo y su expresión como motivo de actuación. (3)
La existencia de contradicciones entre la expresión interna y externa de los valores (el pensar- el sentir- el actuar) resulta un indicador de conflicto en la existencia subjetiva del valor. (3)
El segundo de los principios lo es el del reflejo activo de la conciencia, que plantea que el hombre en su desarrollo llega a autodeterminarse a partir de un complejo proceso que se inicia con la propia vida. En el mismo el hombre asume una posición activa, condición esencial para que éste se produzca.
L.I. Bozhovich realiza un análisis de los niveles de autonomía moral y expresa que en el niño preescolar, como parte entre las nuevas formaciones psicológicas de la etapa, surgen las instancias éticas internas. El proceso que conduce a éstas se inicia cuando el cumplimiento de las normas de conducta es exigido por el adulto como algo necesario y requerido para dar su aprobación al niño. Dicha aprobación adulta desencadenará en el niño vivencias emocionales positivas, adquiriendo significación por sí misma.
En la edad escolar, bajo la influencia de la actividad docente sobre los procesos cognoscitivos, así como de la ampliación notable de la vida social del niño, se produce la reiterada valoración por adultos y coetáneos de su conducta. En dicha situación surgen nuevas posibilidades de autovaloración y valoración de la conducta ajena a partir de los primeros juicios morales, los cuales permiten interpretar conceptos básicos como el bien y el mal.
En la adolescencia, las nuevas formas comunicativas con adultos y coetáneos y en gran medida las nuevas adquisiciones en el plano cognoscitivo, permiten mayor constancia e independencia de las influencias externas. No obstante, bajo la presión de los coetáneos los juicios morales sobre sí y sobre otras personas pueden modificarse, lo que indica aún falta de firmeza y estabilidad en éstos, a lo que contribuye también el que los adolescentes se caracterizan por estados anímicos cambiantes.
En la edad juvenil se produce un desarrollo cualitativamente superior de la esfera moral. A ello contribuye la autodeterminación personal y dentro de ella la moral, el alto nivel alcanzado por el pensamiento conceptual y la mayor estabilidad de los juicios morales, lo que permite el desarrollo de la concepción del mundo como representación generalizada y sistemática de la realidad y del lugar que el individuo ocupa en dicha realidad. La concepción del mundo contiene orientaciones valorativas y consideraciones morales generales basadas en la propia experiencia vital y ajena.
Los objetivos de vida devienen mediatos, desligándose del presentismo propio de la adolescencia, lo que hace que surjan proyectos de vida relacionados con su crecimiento personal, realistas y a largo plazo.
Este proceso está matizado por una autovaloración más equilibrada, fundamentada e independiente de la valoración externa. La autovaloración no constituye un simple análisis intelectual de sí mismo basado en la autoobservación, sino una compleja elaboración en la que se expresan los principales motivos de la personalidad. (9)
El sentido de identidad, muy vinculado a la autoconciencia y a la autovaloración permite al joven reconocerse como personalidad estable de otros que le rodean, incorporándose los valores como un componente tan esencial en dicho sentido, que el actuar en dirección contraria a éstos le hace experimentar un sentimiento de extrañeza respecto a sí mismo, el no ser quien es.
Se alcanza la autonomía moral cuando a pesar de presiones externas, la conducta se mantiene invariable en concordancia con los valores. Cuando el sujeto alcanza el nivel superior de desarrollo de sus valores, el móvil fundamental de su conducta lo es el sentido de autoaprobación, asociado a la satisfacción de su autoestima.
El tercer principio en el que se concreta la concepción general de la Psicología de Enfoque Histórico-Cultural lo es el de la relación entre enseñanza y desarrollo. Este principio conduce directamente al concepto de Zona de Desarrollo Próximo (ZDP). Concebido inicialmente por su autor para ser aplicado al proceso enseñanza-aprendizaje, ha superado ampliamente este propósito, habiéndose convertido en referente obligado para emprender el proceso educativo.
Según A. Pérez de Prado, T. Sanz y M.E. Rodríguez, la ZDP es concebida como la distancia entre el nivel de desarrollo determinado por la capacidad de resolver un problema de forma independiente y el nivel de desarrollo potencial, determinado por su resolución bajo la guía o ayuda de otra persona más capaz. Aquí interesa el nivel de desarrollo alcanzado por el sujeto (desarrollo real), pero además las potencialidades que el mismo posee para obtener logros a partir de ayudas en forma de trabajo cooperado. (10,11)
En la formación moral este concepto posee una aplicación esencial, en el sentido de que contribuye a destacar las grandes posibilidades de educabilidad para todas las personas y a eliminar posiciones anticientíficas, rígidas y pesimistas respecto a dicho proceso. (12,13)
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Partido Comunista de Cuba. Comité Central. Programa Director para el Reforzamiento de los Valores Fundamentales en la Sociedad Cubana Actual. La Habana:Tabloide; 2006.
2. Microsoft Encarta. Biblioteca Premium. Diccionario de la Real Academia Española (DRAE);2009.
3. Ojalvo V, Kraftchenko O, González V, Rojas AR. Conceptualización general de los valores. Matanzas:Universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos ; 2006.
4. Báxter E. Educar en Valores. Tarea y reto de la sociedad. La Habana: Editorial Pueblo y Educación; 2007.
5. Chacón N . Ética y Sociedad. La Habana: Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona; 2006.
6. Expósito R. Contribución al fortalecimiento del patriotismo y del antiimperialismo desde los conocimientos geográficos sobre Cuba en alumnos de noveno grado. La Habana: Instituto Superior Pedagógico Juan Marinello de Matanzas; 2003.
7. Chirino MD. Contribución a la formación de los valores laboriosidad y responsabilidad desde la práctica laboral de segundo año de la Licenciatura en Educación en la especialidad de Marxismo Leninismo e Historia. La Habana:Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño; 2005.
8. Corral R. Historia de la Psicología. Apuntes para su estudio. La Habana:Félix Varela; 2003.
9. Domínguez L. Psicología del Desarrollo: Adolescencia y Juventud. La Habana: Editorial Félix Varela; 2003.
10. Pérez de Prado A. Enfoque Histórico Cultural. Matanzas: Universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos; 2008.
11. Sanz T, Rodríguez ME. El Enfoque Histórico- Cultural: su contribución a una concepción pedagógica contemporánea. La Habana : Universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos; 2008.
12. Torres A. La zona de desarrollo próximo y la formación de valores en la universidad. Rev Méd Electrón.2008; 30(1).
13. Castellanos AV. Estrategia docente para contribuir a la educación de valores en estudiantes universitarios: su concepción e instrumentación en el proceso docente. La Habana : Universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos; 2008.
SUMMARY
We present an article with the objective of analyzing the concept of moral value and exposing an approach from the point of view of several psychological systems: the Behaviorism, the Psychoanalysis, the Cognitivism, the Humanism, and the Historic-cultural Approach. The moral value is defined as the good, positive social signification in contraposition to the evil, orienting the man's attitude and behavior to the well doing, ordering his prejudices on moral life and the actions resulting from them. From the point of view of the Psychology, the studies of the moral sphere have different approaches, beginning with the psychological system of precedence, dealing with the positions of the psychoanalytical, behavioral, cognitivist, and humanistic approaches. The process of values formation in the Marxist Psychology and Pedagogy emerges from the Historic-Cultural Approach, based on three principles: the one of the affective and the cognitive unity, expressing the recognition of the integral character of the human psychism; the one of the active reflection of the conscience, stating that the man in his development arrives to the moral autodetermination in a process that begins with his life, passing through different stages and assuming an active position; and the one of the relation between teaching and development that leads to the concept of proximal Development Zone, conceived as the distance between the development level, determined by the capacity of solving a problem in an independent way, and the level of potential development, determined by its resolution under the guidance of another person, more competent, extensive to the formative process.
MeSH
MORALS
SOCIAL VALUES
PERSONALITY
PSYCHOLOGY
PSYCHOANALYSIS
HUMANS
CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO
Torres Triana A. Los valores Morales en la personalidad. Rev méd electrón[Seriada en línea] 2009; 31(2). Disponible en URL:
http://www.revmatanzas.sld.cu/revista%20médica/año%202009/vol2%202009/tema9.htm. [consulta: fecha de acceso]
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