En 2020 se aprobó la “Estrategia económica y social para el impulso de la economía y el enfrentamiento a la crisis mundial provocada por la COVID-19”, con la concepción de “aplicar la ciencia e innovación a todos los procesos productivos y dinámicas sociales para afianzar el desarrollo” 1
Al considerar la ciencia y la innovación como pilares de la gestión gubernamental, el Estado cubano se apoya en tres basamentos: 1) el empleo efectivo de la ciencia, tecnología e innovación para impulsar el programa de desarrollo del país; 2) la gestión gubernamental para movilizar, articular, incentivar y coordinar esas capacidades en la solución de diversos problemas, y 3) la comunicación fluida entre académicos y decisores.2
Desde hace unos años, la administración pública transita por cambios y transformaciones, donde se pondera la gestión por resultados como un marco de referencia para facilitar la dirección efectiva e integrada de los procesos de creación de valor público. De modo que el conocimiento se visualiza como una ventaja estratégica del sistema de gestión pública. La experiencia de BioCubaFarma concreta este concepto, al aprovechar la práctica tecnológica de ciclo cerrado en la producción y comercialización de medicamentos, equipos y servicios de alta tecnología, destinados principalmente a la salud humana.3
Por su parte, la educación superior da un aporte importante al uso adecuado de este conocimiento experto, con la participación de profesores e investigadores en diferentes macroprogramas y programas de desarrollo y en los consejos técnicos asesores de los organismos de la Administración Central del Estado, de la Organización Superior de Dirección Empresarial, empresas y territorios, y otras vías de asesoramiento científico a gobiernos y empresas.4 Como consecuencia, la acción combinada de la implementación de nuevas normas jurídicas, la Estrategia económica y social y el Sistema de Gestión de Gobierno basado en la ciencia e innovación, han creado un escenario favorable para el fortalecimiento del rol de la educación superior en la producción, difusión y aplicación de conocimientos relevantes.5
La experiencia del enfrentamiento a la COVID-19, corroboró y puso en práctica estos preceptos. En Cuba, a nivel central, el abordaje epidemiológico en el enfrentamiento a la pandemia promovió formas novedosas de vinculación, fundamentalmente en las ciencias básicas (matemática, física, geografía informática) y en las ciencias sociales (sicología, estudios demográficos, derecho, comunicación y otros), prácticas que fueron extendidas a casi todas las provincias.6
En este período, sin duda, floreció la cooperación entre instituciones de salud, la universidad y la empresa. La integración entre universidades médicas y no médicas propició resultados científico-técnicos con inmediata y estratégica introducción en la práctica médica, epidemiológica e intersectorial, de modo que no solo resolvieron los asuntos más urgentes en la etapa de la COVID-19, sino que también se proyectaron hacia escenarios pos-COVID.
Precisamente en la actualidad se maneja el concepto de salud colaborativa, que comprende la salud social en una cualidad superior, y se distingue por el desarrollo estratégico de relaciones políticas, institucionales, económicas, científicas y tecnológicas, donde se promueve la planeación prospectiva y estratégica, centrada en el conocimiento y la innovación social para procurar los mejores, rápidos e inteligentes instrumentos colaborativos de control de las enfermedades.3
En este escenario se destacan algunas direcciones:
El conocimiento experto debe estar presente en la formulación, seguimiento y evaluación de políticas de salud, y en la ejecución de programas de desarrollo en todos los ámbitos y a todos los niveles. Para ello, las instituciones deben potenciar y diversificar canales de comunicación entre directivos y científicos.
Utilizar con efectividad los resultados obtenidos por la ciencia, la tecnología y la innovación en la gestión de los procesos, implica integrar la política científica y tecnológica a la dirección estratégica de la organización. Apropiarse de prácticas de vigilancia tecnológica para el monitoreo del entorno, y la adquisición y puesta en valor de información y conocimiento sobre tendencias de investigación e innovación y campos tecnológicos, favorece el diseño de estrategias, la toma de decisiones, la calidad y la asignación de recursos en aquello que crea valor para la organización.
Es preciso explotar, aún más, las capacidades científicas y tecnológicas que existen en la red de instituciones de asistencia primaria, secundaria y terciaria, los centros de investigación, las empresas de apoyo y las universidades, que son expresión de la interdependencia entre la docencia, la extensión, la asistencia y la investigación, que hace al sistema de salud único e integral.
La interdisciplinariedad, la cooperación y la vinculación con el Gobierno y otros actores de la economía y la sociedad, son vitales para formular e implementar soluciones a problemas de carácter multifactorial e intersectorial, y para obtener productos y servicios con capacidad de exportación o que sustituyan importaciones. En este sentido, se promueve el desarrollo de proyectos colaborativos y de encadenamientos productivos y de comercialización, el impulso a la transferencia de tecnologías y conocimientos, y el fomento de la propiedad intelectual como garantía de estos procesos.
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1. Ministerio de Economía y Planificación. Estrategia económica y social para el impulso de la economía y el enfrentamiento a la crisis mundial provocada por la COVID-19 [Internet]. La Habana: Ministerio de Economía y Planificación; 2020 [citado 13/08/2022]. Disponible en: Disponible en: https://www.mep.gob.cu/es/noticia/estrategia-economica-y-social-para-el-impulso-de-la-economia-y-el-enfrentamiento-la-crisis
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2. Díaz-Canel Bermúdez MM, Núñez Jover J, Torres Páez CC. Ciencia e innovación como pilar de la gestión de gobierno: un camino hacia los sistemas alimentarios locales. Cooperativismo y Desarrollo [Internet]. 2020 [citado 13/08/2022];8(3):367-87. Disponible en: Disponible en: http://coodes.upr.edu.cu/index.php/coodes/article/view/372
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3. Torres Barrero L, Díaz Rodríguez Y, Tornés Bernal M, et al. Gestión pública de la salud colaborativa basada en la biotecnología. El caso Cuba. Rev Cubana de Administración Pública y Empresarial [Internet]. 2022 [citado 13/08/2022];6(2):e217. Disponible en: Disponible en: https://doi.org/10.5281/zenodo.6670372
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4. León Díaz O, Pierra Conde A, García Cuevas JL, et al. La educación superior cubana en el escenario actual del sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación. Universidad y Sociedad [Internet]. 2021 [citado 13/08/2022];13(1):371-81. Disponible en: Disponible en: https://rus.ucf.edu.cu/index.php/rus/article/view/1934
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5. Díaz-Canel Bermúdez M, Delgado Fernández M. Modelo de gestión del gobierno orientado a la innovación. Rev Cubana de Administración Pública y Empresarial [Internet]. 2020 [citado 13/08/2022];4(3):300-21. Disponible en: Disponible en: https://apye.esceg.cu/index.php/apye/article/view/141
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6. Díaz-Canel Bermúdez M, Núñez Jover J. Gestión gubernamental y ciencia cubana en el enfrentamiento a la COVID-19. Anales de la Academia de Ciencias de Cuba . 2020 [citado 13/08/2022];10(2):1-10. Disponible en: Disponible en: http://www.revistaccuba.cu/index.php/revacc/article/view/881 .
- » Recibido: 28/10/2022
- » Aceptado: 31/10/2022
- » Publicado : 02/11/2022